Desde una perspectiva terrestre, la ley de gravedad define la tendencia de los objetos de dirigirse hacia la tierra. Poca duda cabe de la utilidad de esta ley. Sin embargo, una ley superior gobierna a la humanidad: la ley de la gravitación hacia Dios, que nos lleva irresistiblemente hacia Él.
Todos estamos bajo la jurisdicción de esta ley y podemos aplicarla para elevar la calidad de nuestro pensamiento y nuestra vida. Leemos en el libro de Job: “Cuando fueren abatidos, dirás tú: Enaltecimiento habrá”. Job 22:29;
La creencia en un universo material gobernado por leyes materiales nos abrumaría, agobiaría y deprimiría con un pensamiento material y limitado. Pero nosotros podemos elevarnos por encima de esta falsa interpretación del ser cuando comprendemos nuestra naturaleza espiritual y verdadera como hijos de Dios y reclamamos la libertad para expresarla. Porque la Ciencia Cristiana revela, en las palabras de la Sra. Eddy, que “sólo hay una atracción real, la del Espíritu”.Ciencia y Salud, pág. 102;
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