Deseo expresar mi gratitud muy profunda por una curación que se efectuó en un período de aproximadamente tres años. Fui criada de acuerdo con la Ciencia Cristiana y siempre he recurrido a ella para solucionar mis problemas. Pero al no detenerse después de varios meses una hemorragia interna de la que padecía, consulté a un médico. Preocupado, me dijo que yo debía ir al hospital inmediatamente para que me operaran. Expresó tanto temor que yo misma me atemoricé.
Pero ese mismo día una amiga me instó a que me comunicara con una practicista de la Ciencia Cristiana antes de consentir en operarme. La practicista aceptó darme tratamiento mediante la oración siempre y cuando yo cancelara la cita para la operación, lo cual hice.
Lo primero que había que desafiar era el temor. También, debido a que otro miembro de mi familia falleció de la misma condición, debía encararse la creencia en la herencia. La Sra. Eddy dice (Ciencia y Salud, pág. 228): “La transmisión hereditaria es un tema prolífico en el que la creencia mortal puede prender sus teorías; mas si se llegara a comprender que nada es real sino lo bueno, ya no habría herencias peligrosas, y desaparecerían los males de la carne”. Ambas sugestiones fueron enfrentadas en poco tiempo. Estudié diligentemente la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana cada día y leí los escritos de la Sra. Eddy como también las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, obteniendo diariamente mayor confianza en la verdad del ser científico. Durante todo ese tiempo no falté a mi trabajo y hasta jugué al golf durante los meses de verano.
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