Del mismo modo que el alba sigue a la noche obedeciendo a una ley que ninguna acción humana puede iniciar o detener, del mismo modo la revelación de la Ciencia del cristianismo ilumina a la humanidad en obediencia a la ley divina. Las Escrituras la profetizan y el Maestro la anunció. La llamó el Consolador, que vendría en el cumplimiento del tiempo y conduciría a la humanidad a toda la verdad. Nadie hizo que la revelación ocurriese pero la consciencia de Mary Baker Eddy fue la transparencia a través de la cual brilló. Esto establece el lugar de ella en la historia para todos los tiempos futuros e identifica su singular relación con la Ciencia Cristiana como su Descubridora y Fundadora y por siempre Guía de su movimiento. A medida que el tiempo sigue su curso, el mundo llegará a reconocerla y honrarla más y más. Los Científicos Cristianos, también, la amarán cada vez con mayor comprensión.
Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras es el libro de texto de la Ciencia Cristiana. La Sra. Eddy no escribió este libro basándose en su propia inspiración. La revelación se manifestó y ella fue su escriba. Con el correr de los años, a medida que la revelación continuó manifestándose y adquirió mayor brillo, la Sra. Eddy revisó el libro hasta que finalmente tuvo la certeza de que contenía, para todo tiempo futuro, la exposición completa y final del cristianismo puro que Cristo Jesús había traído al mundo.
Cuando el estudiante estudia Ciencia y Salud, sus páginas brillan con una luz cada vez más profunda y amplia. Los pasajes que ha leído centenares de veces adquieren nuevo fulgor. Las palabras se revisten de nuevos significados y se observa una nueva luz. Ésta es verdaderamente la “nueva lengua” del Espíritu, la cual habla a toda persona en el lenguaje que puede comprender desde el punto de vista de su crecimiento espiritual actual, y en esas páginas encuentra a su Guía y amiga. La Sra. Eddy nos dice así: “Quienes me buscan en persona o en otra parte que en mis escritos, me pierden en lugar de encontrarme”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 120; La Guía y la Ciencia nunca pueden estar separadas.
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