Es posible utilizar los acontecimientos para vencer el temor, más bien que para cimentarlo. Hay cosas que podemos hacer para ganar confianza y valor de cada suceso. Hasta los sucesos desdichados pueden enseñarnos lecciones. “La experiencia es el vencedor”, nos dice la Sra. Eddy, “jamás el vencido; y de la derrota surge el secreto de la victoria”.Escritos Misceláneos, pág. 339;
Si hay algo lícito que debamos hacer, y rehusamos hacerlo porque tenemos miedo, estamos sirviendo al temor. Si obedecemos al temor perdemos las experiencias que lo destruyen.
A medida que valientemente hagamos las cosas que se nos presenten, tendremos las experiencias que influyen nuestra vida con el amor de Dios. Éstas vienen a ser señales del camino, tal como la piedra que Samuel colocó en el lugar de una victoria y le puso por nombre Ebenezer, “diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová”. 1 Sam. 7:12; Las experiencias que hemos tenido “hasta aquí” son ayudas maravillosas para darnos valor. La oportunidad de comprender una y otra vez la ayuda de Dios, labra una profunda y firme fe en la supremacía del bien y reemplaza la ansiedad con la confianza.
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