Hace varios años estaba ocupado en las etapas iniciales de mi negocio actual, que entonces pertenecía a otra persona. Mi remuneración era injustamente baja debido a la frugalidad extrema del propietario. Mi futuro allí no parecía ofrecer grandes perspectivas.
Durante varios años había estado interesado en la Ciencia Cristiana pero no la estudiaba con regularidad. Mi necesidad de ayuda para la situación de mi trabajo me alentó a recurrir a la Ciencia Cristiana y a leer la Lección Bíblica en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana todos los días. Más tarde, me hice miembro de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, y de La Iglesia Madre, y empecé a servir en las actividades de mi iglesia filial.
Durante este período tuve que aprender a ser paciente. Dado que la situación en mi trabajo no parecía realmente mejorar, tuve que poner en práctica esta admonición de Pablo (1 Corintios 15:58): “Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.
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