En un artículo titulado “La mística de las matemáticas: El temor a calcular”, el autor comenta: “Nadie sabe a ciencia cierta por qué las matemáticas despiertan tanta ansiedad”.
“Bueno, después de doce años de estudiar matemáticas en la escuela pública, puedo decir por qué”, respondió un lector del artículo. “Hay pocas cosas en la vida que sean tan absolutas como las matemáticas. Un error, por pequeño que sea, resulta en una respuesta incorrecta. Intimida el tratar con una materia que siempre requiere perfección”.Time, Abril 4, 1977, pág. 7; Mas cuando nos ponemos a pensar sobre esto, ¿no es acaso más bien tranquilizante que atemorizante el saber que existe una base inflexible para obtener soluciones correctas?
Un deseo genuino aunado a un esfuerzo apropiado para familiarizarnos mejor con el Principio del universo y del hombre, puede resolver problemas humanos de toda clase. Este Principio es Dios. Este Principio es el Amor mismo, es Vida sin comienzo ni fin, — la Verdad infinita, que no incluye error alguno. El Principio divino es impecable y todos pueden probar que es totalmente bueno.
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