Es significativo, quizás, que dos declaraciones fundamentales de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud, “la declaración científica del ser” y la respuesta a la pregunta: “¿Qué es el hombre?”, comiencen con una negación de la materia como la base de la vida. La primera declaración comienza así: “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia”.Ciencia y Salud, pág. 468. La segunda: “El hombre no es materia; no está constituido de cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales”.Ibid., pág. 475. Esto me indica cuán importante es una negación categórica del sueño de Adán. ¿Por qué? Porque el mesmerismo de la mortalidad parece ser el ambiente mental en el cual vivimos, y a menos que la materia y sus males sean negados y rechazados sin demora, la carencia, el odio, la injusticia, la enfermedad y la muerte parecerán normales, aún más, parece natural que los esperemos.
La Ciencia Cristiana nos enseña a destruir la creencia en el mal para que podamos percibir claramente el bien. El bien, Dios, no puede mezclarse con el mal; el Espíritu no se puede alear con la materia. Cristo Jesús enseñó: “Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar”. Marcos 2:22. De igual manera, es imposible imponer la espiritualidad en el hombre Adán, o para ser más exactos, en el sueño de Adán. En vez, el sueño de la vida material debe ser negado y no creerse en él.
Hace varias generaciones, mucha gente exhibía pequeñas figuras de bronce o de cerámica de tres monos, uno de ellos cubriéndose los ojos, el segundo la boca y el tercero los oídos. Era como una advertencia de no ver, ni hablar, ni oír el mal. En sus reminiscencias John C. Lathrop escribe acerca de la ocasión en que a la Sra. Eddy se le obsequió una. “Eso, expresó la Sra. Eddy en sustancia, no es Ciencia Cristiana, es filosofía pagana”.We Knew Mary Baker Eddy (Boston: La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana, 1979), pág. 117.
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