Al manejar un vehículo motorizado con frecuencia hallamos señales de tráfico con una palabra muy especial: Ceda. Con ella se instruye a los conductores a ceder el paso a la afluencia de tráfico cuando se acercan a una intersección. Esto contribuye a la seguridad general y al progreso de todos.
La Sra. Eddy nos alienta a dejar que el perturbado sentido material ceda el paso a la ya establecida armonía del sentido espiritual. En este proceso lo humano cede a lo divino, y esta acción revela una coincidencia armoniosa. El beneficio para el que cede es un cambio de base mental, un cambio de las limitaciones del equivocado concepto material acerca del ser, a la amplitud de la verdadera armonía del reino de Dios. Esta armonía ya está en operación aquí mismo donde parecemos estar viviendo en un mundo orientado hacia la materia. El someterse a la Verdad permite que la perfección de Dios y del hombre verdadero eclipsen la mentira de la materialidad. De esta manera se establece una consciencia elevada e iluminada. Libertad, curación, satisfacción y buen éxito son la consecuencia natural.
Es interesante notar que en el Prefacio de Ciencia y Salud la Sra. Eddy hace esta declaración acerca de la Ciencia Cristiana: “Para desarrollar todo el poder de esta Ciencia, las discordancias de los sentidos corporales tienen que ceder a la armonía de los sentidos espirituales, del mismo modo que la ciencia de la música corrige las notas falsas y da dulce concordancia a los sonidos”.Ciencia y Salud, pág. viii.
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