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Evitando las traicioneras corrientes del adulterio

Del número de julio de 1981 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Después de habérseme advertido que la resaca de una hermosa playa era una de las más peligrosas del mundo, me impresionó ver cuán fuerte era la tentación de no hacer caso a la prudente advertencia y zambullirme en el agua, con advertencia o sin ella. Una relación adúltera puede ser tan seductora como ese oleaje lo era para mí.

Un primer paso para resistir el adulterio es el deseo de actuar con inteligencia y no emocionalmente. Esto incluye estar dispuesto a considerar los peligros que ello acarrea. Aunque un gran número de personas rehusan reconocer los riesgos del adulterio, la persona que es honesta puede hacerlo más fácilmente.

No obstante, nuestra razón básica para resistir la relación extramarital debiera ser el deseo de obedecer el mandamiento de Dios que nos fue dado por medio de Moisés: “No cometerás adulterio,” Éx. 20:14. y lograr la percepción espiritual prometida por Cristo Jesús: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Mateo 5:8. Puesto que la pureza es necesaria para que comprendamos a Dios y este entendimiento es la esencia de la vida, Ver Juan 17:3. bien vale la pena esforzarse por ser casto.

Todo esfuerzo para no hundirse en el adulterio es firmemente sostenido por la Ciencia Cristiana mediante su explicación sobre cómo espiritualizar el pensamiento. Esta espiritualización se adquiere gradualmente cuando gracias a la oración y al estudio sistemático de la Biblia y de las obras de la Sra. Eddy, procuramos mantener el pensamiento lleno de la verdad de la totalidad de Dios. Podemos reconocer la inteligencia de Dios como la Mente única e ilimitada; el amor de Dios como el tierno afecto del Padre-Madre; la presencia de Dios como el Espíritu infinito; la constante bondad de Dios como el Principio absoluto; la pureza de Dios como la Verdad misma; la vitalidad de Dios como toda la Vida que existe, y la impecabilidad de Dios como el Alma.

Nuestra oración debiera continuar estableciendo firmemente en el pensamiento la verdad acerca de nosotros a través del razonamiento científico. Puesto que el hombre es la emanación del Espíritu divino, él es espiritual y refleja la pureza del Espíritu. El hombre es inteligente, porque manifiesta la Mente que es Dios. Es afectuoso, porque refleja la ternura y el amor del Amor divino. Es siempre bueno, porque está constantemente gobernado por el Principio divino. Refleja la impecabilidad y satisfacción del Alma, la integridad de la Verdad, y la compleción de la Vida. El hombre es inocente porque jamás ha estado fuera del “abrigo del Altísimo”. Salmo 91:1.

Desafiamos los impulsos animales no sólo llenando nuestra mente con la verdad acerca de Dios y el hombre, sino también negando que la materia tiene inteligencia, sensación y sustancia, que el cuerpo físico puede sentir placer y que la sensualidad es natural y satisfactoria. El magnetismo animal, expresado en la atracción magnética de la animalidad, quisiera inundar el pensamiento con sensualidad. No obstante, su influencia espuria debe ceder al poder del Cristo, que revela al hombre no como un mortal con instintos sexuales exigiendo satisfacción, sino como un inmortal cuya pureza es mantenida por la Verdad divina.

La Sra. Eddy escribe: “La Verdad forma una nueva criatura en quien las cosas viejas pasan y ‘todo se ha hecho nuevo’. Las pasiones, el egoísmo, los falsos apetitos, el odio, el temor, toda sensualidad ceden a la espiritualidad, y la superabundancia del ser está del lado de Dios, el bien”. Más adelante declara: “La manera de extraer el error de la mente mortal es vertiendo en ella la verdad por medio de inundaciones de Amor”.Ciencia y Salud, pág. 201.

Las “inundaciones de Amor” son esenciales para fortalecer a quien es susceptible. Ya sea usted mismo, su hijo, o un paciente, no le culpe. Continúe amando. Jamás dude, ni por un instante, del triunfo final del bien. Sea paciente, no con la tentación, sino con quien es tentado. Sea como una madre en el más amplio sentido de la palabra, aun para usted mismo: firme, dispuesto a perdonar, confiado. Nunca consienta en que en ciertas ocasiones es natural sucumbir a la tentación. En lo más profundo de su entendimiento, insista en que invariablemente es natural ser casto, y que la demostración de la bondad de Dios mantiene la felicidad, la paz y la habilidad para sanar.

La constancia en el estudio y la oración diaria — no sólo ocasionalmente — puede ser la diferencia entre ganar y perder la batalla contra el adulterio. Esta purificación y fortalecimiento diarios borrarán la sensualidad.

De acuerdo con un comunicado de noticias del diario The New York Times un creciente número de personas, inclusive los jóvenes, ya no se intimidan por admitir su falta de interés en el sexo. Citado en The Atlanta Constitution, 11 de mayo de 1978. Se espera que éste sea el comienzo de una tendencia a alejarse de la glorificación de la sensualidad.

La levadura de la Verdad está operando en toda consciencia humana, apoyando la moralidad y la espiritualidad. Aceptando la Verdad, los que son moralmente débiles y aquellos que se ven amenazados por la seducción pueden aprender a evitar las traicioneras corrientes del adulterio y gradualmente demostrar que su estado verdadero es la expresión pura y completa de Dios.

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