Nunca podré estar lo suficientemente agradecida por todos los pasos divinamente guiados que me condujeron a la Ciencia Cristiana.
Me casé con un hombre cuyos familiares eran Científicos Cristianos, pero mi esposo no estaba afiliado a la iglesia. Ocasionalmente íbamos con su madre a los cultos dominicales o a conferencias sobre esta Ciencia, pero éstos no significaban nada para mí.
Después de algunos años nuestro matrimonio, que había sido feliz, pasó por un período muy difícil. En ese tiempo, compramos una casa cerca de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, y nos enteramos que el corredor de bienes raíces con quien tratamos era el Primer Lector de la iglesia.
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