Curación: una función de la Organización de la Ciencia Cristiana en las Universidades
“Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Mateo 18:20. Los estudiantes que se sienten especialmente compenetrados con la organización de la Ciencia Cristiana en su universidad, aprecian profundamente estas palabras que Cristo Jesús dijo a sus discípulos. A menudo estos estudiantes son pocos en número, pero sus experiencias como Científicos Cristianos en el ambiente estudiantil son, y continuarán siendo, significativas en su vida y en sus comunidades.
Recientemente, un practicista de la Ciencia Cristiana nos dijo: “Fue realmente la organización universitaria la que me hizo tomar en serio la Ciencia Cristiana, por eso la recuerdo con mucho cariño. Asistí a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana pero después me alejé hasta que me fui de casa para ir a la universidad. Allí tenía algunos amigos que eran Científicos Cristianos. Me invitaron a una reunión de la organización.
“Era un grupo muy pequeño. Pero los jóvenes daban testimonios sobre cómo aplicaban la Ciencia en sus tareas académicas, para preparar composiciones escritas y dar exámenes. Y eso era lo que más me interesaba. Fue la primera vez que entendí que podía aplicar la Ciencia Cristiana.
“Cuando iba a la Escuela Dominical sabía las palabras correctas y podía contestar preguntas. Pero ni siquiera cuando estaba en la escuela secundaria podía explicar lo que significaba Dios como Amor, y Su relación con el hombre, y conmigo como hombre.
“Esa noche de la universidad me fui a casa y por primera vez en mi vida usé una Concordancia. Busqué las palabras ‘inteligencia’ y ‘Mente’ porque habían sido mencionadas en los testimonios. Recuerdo haber leído declaraciones muy simples en Ciencia y Salud que probablemente había leído antes. De pronto cobraron un profundo significado para mí, y pude ver la manera de aplicarlas en mi experiencia.
“Demás está decir que continué concurriendo a las reuniones de la organización. Debido a que había pocos miembros, no tardé en ser elegido Lector. Al principio no tenía idea de cómo preparar la lectura, pero aprendí”.
Una organización universitaria es para promover la curación
Cuando una organización universitaria de la Ciencia Cristiana en los Estados Unidos solicitó dar una conferencia para el próximo año escolar, había media docena de miembros regulares, pero cuando empezó el trimestre en el otoño sólo quedaba un estudiante.
La conferenciante recibió una carta de La Iglesia Madre, de la Sección Organizaciones en las Universidades, explicando la situación. Ella, por su parte, le escribió a este estudiante explicándole que puesto que él era el único que quedaba de la organización, no tenía que sentirse obligado a seguir adelante y auspiciar la conferencia. El estudiante le respondió: “He estado orando sobre eso. Si usted está dispuesta, creo que ésa es la mejor razón para dar una conferencia”.
“Pueden imaginarse lo contenta y emocionada que me sentí”, dijo la conferenciante. “Contesté inmediatamente, ‘te estaré apoyando’. Nos mantuvimos en contacto durante los meses siguientes”.
El estudiante le explicó a la conferenciante: “La importancia y posibilidad de la conferencia se pusieron realmente de manifiesto cuando estudié las palabras que dirigió la Sra. Eddy a una iglesia filial: ‘Debemos renunciar de buena gana lo que se nos niega, y seguir adelante con lo que somos, porque no podemos hacer más de lo que somos ni entender lo que no está madurando en nosotros. Hacer bien a todos porque los amamos a todos, y usar en el servicio de Dios el único talento que todos tenemos, es la única forma que tenemos de aumentar ese talento y la mejor manera de callar un profundo descontento por nuestros defectos’.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 195.
“Mary Baker Eddy, en el Manual de La Iglesia Madre estipuló la creación de organizaciones universitarias bajo el título ‘Privilegio para miembros’. Ver Manual, Art. XXIII, Sec. 8. Considero que nuestro gran privilegio es mucho más que mantener reuniones regulares, tener muchos miembros o una lista completa de trabajadores. Al parecer este año nuestra organización no tiene eso. El privilegio real es, y será, promover la curación”.
La conferenciante estuvo totalmente de acuerdo. “Ahora bien, se trataba de una sola persona en una ciudad universitaria de alrededor de mil cuatrocientos estudiantes. Este estudiante tuvo la visión para decir: ‘Soy un Científico Cristiano en esta universidad y ha habido una organización aquí este año aunque nadie más haya asistido a las reuniones’. Puso en primer plano el concepto espiritual. Comprendió que la función de la organización no se detenía porque tenía solamente un miembro. Estaba dispuesto a confiar y a decir: ‘Si la conferenciante desea venir, entonces veamos lo que sucede’ ”.
Una sensación de aventura
“Se necesitó valor y sabiduría espiritual de su parte. Y ambos teníamos una sensación de aventura. No teníamos ni la más remota idea si lo podíamos hacer, pero deseábamos hacerlo. Él mantuvo su visión. Los dos apoyamos metafísicamente la actividad, y trabajamos con la declaración de la Sra. Eddy: ‘Todo lo que Dios imparte se mueve de acuerdo con Él, reflejando Su bondad y Su poder’.Ciencia y Salud, pág. 515.
“Dicho sea de paso, nos dimos cuenta de que todo lo que este estudiante estaba haciendo ese año, tenía que estar en armonía con Dios. Era su último año y en esa primavera debía rendir exámenes, escribir composiciones y concertar entrevistas para conseguir empleo. Pero tomó todo esto como parte de la aventura”.
Cuando llegó la conferenciante a la universidad se encontró con que el estudiante había instalado una mesa en el centro de reunión de los estudiantes y había estado junto a ella a la hora del almuerzo durante tres días. Había puesto literatura en la mesa, colocado carteles por toda la universidad, y había hecho arreglos para anunciar la conferencia en diarios y estaciones radiales.
La tarde antes de la conferencia, el estudiante había reservado un salón para que aquellas personas que desearan hablar con la conferenciante sobre la curación por medio de la Ciencia Cristiana pudieran hacerlo. La conferenciante recordó: “No pensábamos en cuántas personas responderían a nuestra invitación. Pensábamos en acercarnos al individuo que tuviera preguntas sinceras. Recuerdo a una chica que vino. Miró alrededor y luego preguntó: ‘¿Es usted la señora que se supone debe estar aquí?’ Le respondí que sí, y me dijo: ‘¿Para qué estamos aquí?’ Le respondí: ‘Para lo que quieras. Estoy aquí porque voy a dar una conferencia para la organización de la Ciencia Cristiana en esta universidad. Estoy aquí para decir de qué se trata si alguien siente curiosidad’ ”.
La chica estaba genuinamente interesada y lo demostró asistiendo a la conferencia y más tarde hablando con el consejero de la Ciencia Cristiana en la universidad. Después concurrió a una conferencia auspiciada por una iglesia filial cercana.
En cuanto a la conferencia en la ciudad universitaria, hubo una asistencia de cincuenta personas, y por lo menos cuarenta eran estudiantes y profesores que nunca antes habían demostrado interés en la organización. Dos de estos estudiantes dijeron que la presión que habían sentido, y que había sido causada por el período de exámenes, simplemente desapareció. Tenían la certeza que era por lo que habían aprendido en la conferencia. Se repartió mucha literatura y nueve ejemplares de Ciencia y Salud.
La conferenciante dijo que la experiencia con esa organización fue notable. “Todo salió armoniosamente. Estábamos viendo la verdad de la declaración de la Sra. Eddy: ‘La Ciencia Cristiana impone silencio a la voluntad humana, calma el temor con la Verdad y el Amor, e ilustra la acción espontánea de la energía divina en la curación de los enfermos’.Ibid., pág. 445. Hasta los honorarios fueron cubiertos de modo inesperado.
“Y creo que es importante para otras organizaciones e iglesias sentir que no deben medir ni el número de personas que están presentes ni el número de los que se convierten en Científicos Cristianos. A menudo el trabajo de la organización y de las conferencias es el de plantar la semilla. Lo bueno en la consciencia atraerá a quienes están buscando”.
Sonriendo cuando toca el tema, el estudiante agrega: “Tanto la conferenciante como la conferencia expresaron la alegría y el amor de la curación. Desde luego, se hizo todo el trabajo, aunque los exámenes, dos composiciones y entrevistas para conseguir empleos tuvieron que hacerse al mismo tiempo. A propósito, me ofrecieron un empleo la misma noche de la conferencia. Estoy seguro de que todo se combinó armoniosamente porque existía ese deseo de sanar, de acercarnos a los estudiantes, y de aprovecharnos de nuestro privilegio”.
[Extractos compilados de la sección “Church in Action” del The Christian Science Journal.]
