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Alejándonos de la materia para sanar

Del número de agosto de 1981 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Reconociendo que su identidad era espiritual y estaba en el Espíritu, Dios, y apartando la vista de la escena material, Jesús pudo curar rápida y completamente.

Él aceptó a Dios como la fuente de inteligencia y poder. Afirmó su unidad con su Padre divino, y declaró que tanto él como sus seguidores estaban separados del mundo material. “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”, Juan 17:16. dijo.

La Ciencia Cristiana reitera el mismo hecho espiritual. ¿Por qué? Porque la creación espiritual de Dios, incluso el hombre, jamás ha estado, no está ahora y jamás estará afiliada a la materia no inteligente. No existe colaboración entre la creencia de que hay un mundo limitado por el tiempo y el espacio y el ilimitado universo espiritual de Dios. A causa de que el universo espiritual es real, la materia es irreal. Como el universo espiritual es el único universo, la materia es ilusión.

Jesús usó la separación de la cizaña del trigo como una ilustración del método correcto de curación. Esto también muestra cómo la Ciencia Cristiana separa los pensamientos de acuerdo con su fuente, ya sea la Mente, Dios, o la mente mortal. En la práctica de esta Ciencia es necesario darse cuenta de que la Mente no está en la materia, el Espíritu no está en la carne.

Mientras más clara se vea esta separación total, más potente es el tratamiento de la Ciencia Cristiana para los enfermos. El reconocimiento de los hechos de la creación espiritual de Dios da poder al tratamiento científico. El separar el pensamiento de la materia nos capacita para ver la voluntad de Dios como ya hecha. La Sra. Eddy escribe: “Aparte enteramente de la creencia y del sueño de la existencia material, es la Vida divina, revelando el entendimiento espiritual y la consciencia del dominio que el hombre tiene sobre toda la tierra. Este entendimiento echa fuera el error y sana a los enfermos, y con él podéis hablar ‘como quien tiene autoridad’ ”.Ciencia y Salud, pág. 14.

El hombre espiritual es la idea de Dios. Este es el único hombre. El afirmar la unidad del hombre con Dios, y el comprender que el hombre está separado de la materia, trae progreso y estabilidad en todos los aspectos de la vida.

El infinito universo de Dios es una vasta concordancia que expresa a su Hacedor y sostenedor en armonía y bondad. Este universo espiritual se refleja en ideas. Ninguna idea puede separarse de su creador. Ninguna idea puede separarse del gobierno de la Mente. Nada en el universo de Dios se ha desprendido jamás del infinito y luego ha luchado para volver a la infinitud pasando por el sentido mortal y finito de la vida. En la unidad y totalidad que constituyen la Vida infinita no hay rompimiento ni rasgón que deba ser remendado. Todo expresa perfección y, por consiguiente, está completo.

Por medio del estudio y aplicación del método cristianamente científico de tratamiento, vemos que este tratamiento es lo opuesto de los procesos materiales. El tratamiento en la Ciencia Cristiana no es un intento de traer verdades espirituales y ponerlas sobre la condición que necesita curación, como si se estuviera poniendo mantequilla en el pan. Tal procedimiento reforzaría la condición material en lugar de negarla; produciría debilidad y frustración e incluiría la voluntad personal en lugar de un acercamiento hacia el Espíritu divino, como lo hizo Cristo Jesús.

Un Dios infinito cuida amorosamente a todas y cada una de Sus ideas, Sus creaciones. El dejar de mirar hacia la tierra para mirar hacia el cielo, y el ver la materia como totalmente ajena a la realidad espiritual, nos capacitan para darnos cuenta del perfecto estado presente del hombre como reflejo de Dios. Esta realización fortalece cada una de las cualidades necesarias para sanar y ser sanado.

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