El hombre, creado espiritualmente, es uno con Dios y expresa todas las cualidades de su creador. Esto es lo que Cristo Jesús percibió tan claramente y enseñó cuando dijo: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente” Juan 5:19.
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