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[Original en portugués]

Conocí esta Ciencia cuando estaba cursando estudios preparatorios...

Del número de agosto de 1981 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Conocí esta Ciencia cuando estaba cursando estudios preparatorios para ingresar en la Facultad de Medicina. Comencé a asistir a las reuniones de un grupo de Científicos Cristianos en la universidad. Me interesó mucho y leía toda la literatura que podía obtener. Poco a poco comencé a comprender las premisas básicas de la Ciencia Cristiana, y empecé a demostrar lo que estaba aprendiendo. Por primera vez estaba lejos de mi familia, y sentía una gran inseguridad y soledad. Cuando comprendí que Dios, nuestro Padre-Madre, está siempre con nosotros y que, como hijos del único Padre-Madre, todos los hombres son, en realidad, hermanos, entendí que no podía estar, y en realidad no lo estaba, separada de mi familia verdadera. Desde entonces, dondequiera que estuviera me sentía como en mi propio hogar. Cuando aprendí que expresar las cualidades divinas es mejor que tratar de impresionar a los demás, mis relaciones con mis semejantes fueron más tranquilas y satisfactorias.

Con éstas y otras demostraciones, pude percibir claramente el valor práctico de la Ciencia Cristiana. Comprendí que no podía seguir con la Ciencia Cristiana y con mi profesión médica pues no armonizaban. Para entonces ya había transcurrido la mayor parte del año académico, y si no daba el examen para ingresar en la Facultad de Medicina, perdería un año de estudios. Además, no tendría tiempo de prepararme para otro examen de admisión ese año. Y aún me preguntaba lo más importante: ¿Qué profesión eligiría? Me dí cuenta de que debía entrar en mi aposento, cerrar la puerta a todos los argumentos humanos y escuchar la dirección divina. En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy, citando las palabras de Cristo Jesús, dice (págs. 14– 15): “ ‘Cuando ores, entra en tu aposento, y habiendo cerrado tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará’ en público.

“Así habló Jesús. El aposento simboliza el santuario del Espíritu, cuya puerta se cierra al sentido pecaminoso, mas deja entrar la Verdad, la Vida y el Amor. Cerrada para el error, está abierta para la Verdad, y viceversa”. Percibí que más importante que tomar una decisión, era el esfuerzo que debía hacer por conocer mejor a Dios. En este empeño me dediqué más al estudio de la Ciencia Cristiana y me liberé del pensamiento de que yo tenía la responsabilidad de hacer tal decisión. Comprendí que en mi verdadera naturaleza no estaba separada de Dios y, por lo tanto, en forma natural haría lo correcto. Dejé de asistir a las clases y comuniqué a mi familia y amigos mi decisión. Todo se desarrolló sin inseguridad alguna de mi parte y sin ninguna reacción desagradable de parte de los demás.

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