¿Es correcto que una vida plena y activa culmine en la lentitud, el deterioro y la frustración que a veces se asocian con la edad avanzada? ¿Es esto la recompensa por el buen trabajo que hemos hecho durante muchos años en la iglesia y en la comunidad, en el empleo o en el hogar? ¡Absolutamente no! El transcurso de los años no tiene nada que ver con los problemas de salud física o mental, y nuestra expresión consciente de Dios, la Vida divina, puede mantenernos a cada uno de nosotros en actividad útil y saludable, independientemente de nuestra edad. En muchas industrias y empresas se cree que los trabajadores dejan de ser útiles a cierta edad.
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