Soy feliz de ser un estudiante de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). Tengo en mi casa un cuarto exclusivamente para la lectura de la literatura de esta Ciencia. Mediante el estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, he sanado de muchas enfermedades, algunas de ellas crónicas. Una comprensión de la Ciencia también me ha sido útil para mis actividades comerciales: agrícolas y ganaderas. Durante épocas de plaga y de sequía, he comprendido efectivamente la verdad del absoluto dominio de Dios, Espíritu, sobre toda Su creación. El resultado ha sido siempre un buen rendimiento de cosechas y ganado. Mis vecinos decían que yo tenía un Dios especial, pero yo sabía muy bien que la ley divina opera de manera imparcial para bendecir a todos por igual; sólo es menester tener una comprensión espiritual de la naturaleza infinita de Dios y una confianza absoluta en Su supremacía.
A pesar del estudio de Ciencia Cristiana, persistía en mí el deseo por el alcohol, el cigarrillo y los juegos de naipes. Yo quería corregir esta tendencia en mí, pero no me parecía posible. De pronto ocurrió algo imprevisto. Los dueños de los campos que yo arrendaba me pidieron que se los entregara. Ante tan grave problema, me aferré a las verdades que encontré en la Biblia y en Ciencia y Salud. Comprendí que Dios es el único que gobierna y que tiene todo el poder, y que en mi verdadero ser, como idea de Dios, yo tenía la constante guía de la Mente divina. Al aceptar yo la dirección infalible de la Deidad, el temor desapareció. Se me permitió continuar trabajando en los campos, y la necesidad que yo tenía de un ingreso adecuado fue resuelta armoniosamente.
Además recibí una bendición adicional. Mi estudio consagrado de la Ciencia Cristiana transformó en tal forma mi consciencia que ya no deseé más el estímulo material del alcohol o del cigarrillo, ni necesité de los juegos de naipes para satisfacerme. En vez, encontré satisfacción verdadera, gozo y bienestar en el conocimiento de Dios, en un mayor entendimiento de la omnisciencia de la Mente divina y de la omnipresencia del Amor inmortal. Como nos recuerda la Sra. Eddy: “Alegría al abandonar las falsas señales del camino y regocijo de verlas desaparecer, — he aquí la actitud que contribuye a adelantar la armonía final” (Ciencia y Salud, pág. 324).
Más adelante, tuve un accidente, y aparentemente sufrí la fractura de un pie. En tal situación, mi esposa y mis hijos opinaron que debía recurrir a un médico. Pero yo rehusé hacerlo y continué orando fervorosamente. Pensando únicamente en el poder de Dios, tenía la certeza de que sanaría. Sin embargo, mis familiares insistieron en las graves consecuencias que podía tener si no me sometía a tratamiento médico. Finalmente les prometí que al día siguiente visitaría a un especialista en huesos si no mejoraba.
Estaban así las cosas cuando imprevistamente llegó a mi casa una practicista de la Ciencia Cristiana. Hacía algún tiempo que ella me había prometido una visita. Ahora sentí que Dios me había enviado lo que yo más necesitaba. Con la ayuda de su oración, comprendí que yo no era un mortal agobiado por una dificultad, sino que era una idea espiritual cuya naturaleza refleja lo Divino y que es perfecta e invariable. La ayuda espiritual de la practicista me brindó renovada inspiración; me sentí alentado y con nuevas energías. La curación comenzó a manifestarse enseguida y fue completa y duradera, sin efectos resultantes. Después de esta curación por medio de la oración, solicité para tomar instrucción en clase Primaria con una maestra autorizada de la Ciencia Cristiana. Esto ha sido un paso muy importante en mi adelanto espiritual. Doy gracias a Dios por el abundante bien que he recibido.
Buenos Aires, Argentina
