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Una iglesia sólida

Del número de septiembre de 1981 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace años formaba parte de una orquesta sinfónica y en cierta ocasión el director nos dijo que “una orquesta es tan buena como el peor de sus ejecutantes”. Muchas veces me he preguntado: ¿Es una iglesia sólo tan buena como el más débil de sus miembros?

Eso depende. Si consideramos a nuestra iglesia meramente como una organización humana que procede de los mortales, ubicada en un lugar material, entonces, se podría pensar que nuestra iglesia es sólo tan buena como el más débil de sus miembros. Lo que debemos hacer, es cambiar nuestro punto de vista.

La Ciencia Cristiana atribuye todo el poder a Dios. La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: “La revelación de la Verdad se desarrolló poco a poco en mi entendimiento y evidentemente por medio del poder divino”.Ciencia y Salud, pág. 109. La definición de “Iglesia” que le fuera revelada mediante el poder divino, dice: “Iglesia. La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él.

“La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza humana, despertando el entendimiento dormido de sus creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y a la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos”.Ibid., pág. 583.

Cristo Jesús en una ocasión dijo a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” No satisfecho con la respuesta, Cristo Jesús repitió la pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro, por inspiración divina, reconociendo al Cristo dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. En respuesta a ello el Maestro dijo: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Ver Mateo 16:13–18. En un pasaje correlativo la Sra. Eddy dice: “En otras palabras, Jesús se proponía fundar su sociedad, no en el Pedro personal como mortal, sino en el poder divino que originaba la declaración que Pedro hizo del Mesías verdadero”.Ciencia y Salud, pág. 138.

¿Está nuestra iglesia edificada sobre la sólida roca de Cristo, la Verdad? Entonces “las puertas del Hades” — que podríamos decir que incluyen las pretensiones de apatía, flaqueza, indiferencia, inactividad, ineficiencia — “no prevalecerán contra ella”. En la medida en que comprendamos que nuestra iglesia está fundada en el Principio divino, el Amor, sus miembros serán afectuosos, tiernos, amables, no serán altivos ni murmuradores. Si queremos ver a nuestra iglesia eficientemente “elevando” a la humanidad y eficientemente “despertando el entendimiento dormido”, entonces debemos razonar partiendo desde la base de que Dios es Todo-en-todo y no con limitaciones mortales. Debemos reconocer el absoluto gobierno de Dios sobre todos ya sea que estén fuera o dentro de la iglesia.

En la Primera Epístola de Pablo a los Corintios, al hablar de los dones espirituales y de las distintas maneras de hacer uso de ellos, dice: “Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo... Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo”. 1 Cor. 12:4, 6. Más adelante en el mismo capítulo hace esta analogía entre el cuerpo y sus miembros: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son sólo un cuerpo, así también Cristo... Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos”. Pablo continúa mostrándonos la importancia de todas las partes del cuerpo y dice: “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”. Vv. 12, 14, 26. Pablo señala los muchos dones, o talentos, que en cierto grado todos expresamos. Ningún don es despreciado o denigrado. Después de este capítulo tan inspirador, continúa con el discurso sobre el “camino aun más excelente” de amor (ver 1 Corintios 13).

Una orquesta está compuesta de muchos miembros, de muchos diferentes instrumentos musicales. Hasta el tono del sonido de cada violín es diferente; sin embargo, una orquesta sinfónica completa utiliza una extensa variedad de tonos de los diferentes instrumentos. Un buen director de orquesta no tolera una ejecución imperfecta. Elimina toda imperfección mediante su consagrado y eficiente esfuerzo y trabajo, hasta obtener la debida ejecución y expresión de la música.

Es necesario que en nuestras iglesias reconozcamos que el Amor gobierna a cada miembro, y que, por consiguiente, la capacidad del Amor para traer curación en todas las actividades de nuestra iglesia es infinita. El Amor no conoce el odio, la envidia o la apatía. Estas cualidades negativas son aniquiladas al aceptar y reflejar la misma presencia del Cristo. De esta manera la armonía elimina la discordia.

El Amor ha dotado a cada miembro con talentos y dones y con una manera individual de expresarlos. ¿Acaso no debiéramos reconocer tanto en nosotros como en los demás miembros de la iglesia el don de la comprensión, de la profecía, bondad, alegría, compleción, santidad, sinceridad, fuerza, y así por el estilo? Si reconocemos que estos dones proceden de nuestro Padre, no vacilaremos en demostrarlos. Veremos a nuestra iglesia desde un punto de vista más elevado. Un solo miembro que mantenga mentalmente el concepto perfecto del hombre como semejanza de Dios, y reconozca en sí mismo y en los demás cualidades espirituales y activas, puede ayudar a que toda la iglesia sea fuerte. Entonces, en vez de que la iglesia sea tan débil como el más débil de sus miembros, crecerá sólida expresando la fuerza del Cristo, que es la naturaleza innata de cada miembro.

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