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Ayudando a los niños faltos de privilegios

Del número de enero de 1982 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El propósito de todo niño, por muy falto de privilegios sociales o económicos que parezca estar desde el punto de vista mortal, es glorificar a Dios. A medida que dejemos que el Cristo nos revele al hombre de la creación de Dios, encontraremos medios apropiados para ayudar a los no privilegiados. En las palabras de nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens): “Posible es, — sí, es deber y privilegio de todo niño, hombre y mujer,— seguir en cierto grado el ejemplo del Maestro mediante la demostración de la Verdad y la Vida, la salud y la santidad”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 37.

Los problemas de los niños faltos de privilegios son universales, pero sobresalen más en una sociedad económicamente rica. Por todo el mundo hay sectores de pobreza incluso en regiones que gozan de elevada prosperidad.

La falta de instrucción es considerada un factor predominante. Una agencia estatal informa que una tercera parte de los padres con hijos menores de seis años no han terminado la educación secundaria. Padres que todavía son adolescentes forman una gran proporción de este grupo, y un porcentaje excepcionalmente elevado no están casados. Padres muy jóvenes son, con frecuencia, emocionalmente inmaturos y, por tanto, no están preparados para las responsabilidades de la paternidad o maternidad. ¿Es de sorprenderse, entonces, que los niños no privilegiados sufran debido al temor, la limitación y el racismo en grado mucho mayor que los niños de otros niveles sociales?

Sanando la ignorancia y sus efectos

A muchos niños pobres les faltan las aptitudes básicas que los ayudarían a subsistir en un mundo complejo. No obstante, los educadores creen ahora que ciertos niños de toda clase social sufren de falta de habilidad para aprender, y que estos problemas de percepción afectan la adquisición de aptitudes sociales como también académicas.

Los Científicos Cristianos reconocen que la ignorancia es una de las falsas creencias acerca del hombre. Sanamos las limitaciones que la ignorancia quisiera imponernos a nosotros o a otros, al reconocer la omnipresencia, omnipotencia e imparcialidad de la Mente única. Si creemos que Dios es inteligencia infinita — el único creador del universo, incluso el hombre — ¿dónde, entonces, hay lugar para la ignorancia? La evidencia de ignorancia no es más real que la evidencia de enfermedad. La ignorancia parece oscurecer la expresión de sabiduría como la enfermedad parece oscurecer la expresión de salud, pero la sabiduría y la salud son cualidades espirituales y no pueden ser anuladas por ninguna teoría o creencia mortal. El hombre verdadero jamás ignora sus derechos e inteligencia otorgados por Dios.

En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy enumera las cualidades espirituales que caracterizan la revelación del hombre verdadero como: “sabiduría, pureza, entendimiento espiritual, poder espiritual, amor, salud, santidad”.Ibid., pág. 116. Estas cualidades espirituales, que nos dan la base para expresar cualidades morales, son la verdad acerca de cada uno de los hijos de Dios. Cualquiera que sea el cuadro humano, el mal jamás es realmente sanado diagnosticándolo, excusándolo, justificándolo o simpatizando con él. Sanamos el mal al comprender su nada y la totalidad de Dios, el bien.

Venciendo la limitación y el temor

La limitación y los temores que la acompañan se sanan al reconocer el poder del Amor divino. La Biblia contiene muchos ejemplos del poder sanador del Amor divino, y Cristo Jesús nos dio ejemplos más claros de esto. Millones de personas han captado una vislumbre del Amor en las palabras del padre del hijo pródigo dichas al hijo mayor que estaba enojado: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas”. Lucas 15:31. Nadie está excluido de la protección de esta provisión divina.

Invirtiendo estereotipos raciales

El racismo es considerado con frecuencia como un factor en los problemas de los niños faltos de privilegios, ya que una gran proporción de los pobres pertenece a los grupos minoritarios. Miembros del grupo dominante que no están familiarizados con los problemas de los pobres, con frecuencia consideran que esos problemas se deben a características raciales. Esta actitud tiende a aumentar los problemas que encaran los niños de los grupos minoritarios, ya que ellos pueden superar la ignorancia mediante una educación apropiada, pero no pueden — ni deberían desear — cambiar sus antepasados. El niño que acepta falsas creencias acerca de su grupo étnico se somete con frecuencia a las secuelas de dichas creencias: desaliento, depresión y actitud defensiva. El racismo es uno de los aspectos de la falsa creencia general en la herencia. Es también una expresión de orgullo de raza.

En Jeremías leemos: “En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera”. Jer. 31:29. Nosotros, también, tenemos el derecho de hacer a un lado esta antigua creencia y reemplazar actitudes estereotipadas con nuevos puntos de vista acerca de la individualidad incorpórea del hombre otorgada por Dios. Estos puntos de vista disuelven las creencias tanto en la superioridad racial como en la inferioridad racial. Cada uno de nosotros es una idea de Dios y tiene el privilegio de reclamar su derecho de expresar toda cualidad inmortal. Todas las cualidades de Dios le pertenecen a todos Sus hijos en abundancia, y mediante el discernimiento científico reconocemos la expresión de cualidades morales y espirituales aun cuando la manera de expresarlas no sea familiar.

La oración seguida por la acción

Si no estamos alerta, es probable que hagamos demasiado o muy poco. Puede que declaremos que el problema no es real y nos quedemos allí, o que nos comprometamos tanto humanamente que nos descuidemos y no dirijamos nuestros esfuerzos con la oración adecuada. Nuestra Guía, la Sra. Eddy, vio la necesidad de que la acción siguiera a la oración. Esta acción puede muy bien ser orar más, o más específicamente. En la casa de la Sra. Eddy “se esperaba en todo momento que el pensamiento se tradujera en acción”, Robert Peel, Mary Baker Eddy: The Years of Authority (New York: Holt, Rinehart and Winston, 1977), pág. 11. nos dice una biografía.

Mediante la oración, el Cristo nos revelará que las pretensiones del temor, de la ignorancia, la limitación y el racismo son falsas. Entonces podremos reemplazar estas sugestiones con verdades específicas. Y estaremos mejor capacitados para reconocer las oportunidades apropiadas y así ayudar a que los niños faltos de privilegios expresen su individualidad verdadera y eterna. Es posible que nos demos cuenta de que nuestra parte consiste en ayuda monetaria, en tomar parte en un consejo municipal o en la junta directiva de un colegio, trabajar en las escuelas, o haciendo trabajo social, o alguna tarea policial. O tal vez en algo completamente nuevo. En todo caso, la acción exige la preparación y apoyo por medio de la oración adecuada. Esto ayuda a que lo que elijamos esté en armonía con la inteligencia y el poder divinos. Esto es oración eficaz.

¿Merecen menos que esto los niños del mundo?

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