El propósito de todo niño, por muy falto de privilegios sociales o económicos que parezca estar desde el punto de vista mortal, es glorificar a Dios. A medida que dejemos que el Cristo nos revele al hombre de la creación de Dios, encontraremos medios apropiados para ayudar a los no privilegiados. En las palabras de nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens): “Posible es, — sí, es deber y privilegio de todo niño, hombre y mujer,— seguir en cierto grado el ejemplo del Maestro mediante la demostración de la Verdad y la Vida, la salud y la santidad”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 37.
Los problemas de los niños faltos de privilegios son universales, pero sobresalen más en una sociedad económicamente rica. Por todo el mundo hay sectores de pobreza incluso en regiones que gozan de elevada prosperidad.
La falta de instrucción es considerada un factor predominante. Una agencia estatal informa que una tercera parte de los padres con hijos menores de seis años no han terminado la educación secundaria. Padres que todavía son adolescentes forman una gran proporción de este grupo, y un porcentaje excepcionalmente elevado no están casados. Padres muy jóvenes son, con frecuencia, emocionalmente inmaturos y, por tanto, no están preparados para las responsabilidades de la paternidad o maternidad. ¿Es de sorprenderse, entonces, que los niños no privilegiados sufran debido al temor, la limitación y el racismo en grado mucho mayor que los niños de otros niveles sociales?
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