Hace varios años, cuando mi hija era bebé, se me inflamaron ambos pechos. Era muy doloroso y yo no sabía qué hacer pues estaba amamantando a la criatura. Entonces le pedí ayuda a mi madre porque sabía que conocía la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens).
Cuando llegué a su casa, ella salía para su trabajo. Me aseguró la presencia constante del amor de Dios, y me dijo que oraría por mí. Habló brevemente de la verdadera idea de Dios, y me dio un ejemplar del Heraldo, edición en alemán. Me indicó algunas partes en la revista que podían ser una ayuda, y se fue.
Me senté en la terraza a leer el Heraldo, y las nuevas ideas que contenía me absorbieron de tal manera que pronto olvidé todo lo que me rodeaba. Cuando mi madre regresó del trabajo, me di cuenta de que estaba completamente libre de todo problema.
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