Cuando cursaba el penúltimo año de la escuela secundaria, me salió una protuberancia en un pie que me impedía caminar normalmente. Al caminar cojeaba pues sólo usaba los dedos del pie porque no podía apoyarlo completamente.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!