Marcos iba a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Todas las semanas el maestro conversaba con su clase sobre las historias de la Biblia. Después hablaban sobre cómo aplicar estas historias en el hogar o en la escuela.
Marcos tenía una bicicleta flamante de la cual estaba muy orgulloso. Un día en que andaba por la calle montado sobre su brillante bicicleta nueva, dos camorristas lo llamaron muy inesperadamente. Le dijeron que le iban a quitar su bicicleta. A pesar de que Marcos estaba muy asustado, dijo con firmeza: “¡No, no me la van a quitar!” Entonces los muchachos empezaron a tratar de agarrar los manubrios y gritaron: “Te vamos a quitar tu bicicleta”. De pronto Marcos recordó una historia de la que habían hablado recientemente en su clase de la Escuela Dominical, la historia de David y Goliat. Ver 1 Sam. 17. Se paró derecho y les gritó a los camorristas: “¡En el nombre de Jehová, no lo van a hacer!” Turbados, se echaron para atrás. Uno le dijo al otro: “Está chiflado”, después se fue con su amigo.
A pesar de que Marcos estaba temblando de pies a cabeza, volvió a su casa todavía sujetando su bicicleta y contó a su madre lo que había pasado. Marcos estaba pálido, pero ella podía ver que el haber subyugado al error lo había fortalecido.
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