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La verdad espiritual sana

Del número de enero de 1982 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando un testimonio falso o engañoso es sometido ante un tribunal, el trabajo del abogado consiste en presentar la verdad que lo refuta. El tratamiento en la Ciencia Cristiana trabaja de una manera muy parecida. Cuando la discordia, que contradice falsamente a la ley de Dios de perfección, se presenta ante uno, la verdad espiritual opuesta es declarada y comprendida para refutar y sanar la discordia.

Por ejemplo, los argumentos de que la energía decae pueden ser anulados con el hecho espiritual de la eterna continuidad del hombre como la expresión activa y vital de la Vida en perpetua renovación. Si la pretensión es de desarreglo corporal, esta mentira puede ser refutada con el hecho del perfecto y ordenado funcionamiento del ser verdadero gobernado por Dios. De igual manera, toda deformidad física o mental puede ser sanada mediante una clara comprensión de la constante belleza e integridad del hombre, la idea espiritual de la Mente.

“Para curar cualquier enfermedad, se requiere la verdad contraria respecto a ella”,Ciencia y Salud, pág. 233. escribe la Sra. Eddy en Ciencia y Salud. En el tratamiento de la Ciencia Cristiana, en lugar de estar contemplando una enfermedad y sus síntomas, el individuo o el practicista en el caso afirma la verdad específica que niega la enfermedad: la incambiable armonía de la creación espiritual de Dios. Bajo la autoridad de la ley de Dios de armonía, toda evidencia de discordia es rechazada como una creencia equivocada y reemplazada con la verdad espiritual contraria.

Cristo Jesús curaba sobre esta base. Cuando se vio enfrentado con una mujer sorprendida en adulterio, él vio la identidad verdadera de la mujer: inocente, santa, libre. Revocando la condenación del mundo, la dejó libre diciendo: “Vete, y no peques más”. Juan 8:11. Ya sea que tuviera que enfrentar el cuadro de ceguera, sordera o cojera, el Maestro no se impresionaba ante la falsa imagen que presentaban los sentidos físicos. Inmediatamente la reemplazaba con la verdad del ser incorpóreo del hombre y la de sus facultades perfectas y espirituales, y el resultado era la curación.

Si no hemos tomado en cuenta la verdad inmortal relacionada con una situación discordante, es posible que las tácticas disuasivas del magnetismo animal nos hayan engañado. Éste es el nombre que la Ciencia Cristiana da a la acción hipnótica del mal. El término es específico y muy descriptivo. “Animal” señala acertadamente la naturaleza e instintos sensuales atribuidos al hombre cuando es visto como un ser tanto físico como espiritual, una mezcla de mal y de bien. “Magnetismo” describe la influencia o atracción del mal, su supuesto poder de influir erróneamente en el hombre. Puesto que Dios es el único poder, la pretensión del magnetismo animal de que tiene poder es sólo una farsa. La base de esta pretensión es el concepto equivocado de que la materia, en lugar de Dios, es el fundamento del ser del hombre. Tal como el diablo tentó a Jesús en el desierto, así el magnetismo animal quisiera apartar nuestro pensamiento de lo espiritual hacia lo material.

El magnetismo animal quisiera mantenernos ocupados con el problema y no con su solución; mantenernos comprometidos con el cómo y el porqué de una situación; mantenernos atareados analizando una condición enferma en lugar de negarla. Pero el sanador alerta prontamente buscará el hecho que, una vez comprendido, efectúa la curación. Puede preguntarse: “¿Cuál es la mentira acerca del ser del hombre aquí presentada, y cuál es la verdad actual?”

La Ciencia Cristiana hace una distinción radical entre las conclusiones basadas sobre lo que los cinco sentidos materiales informan y aquellas basadas sobre la comprensión de Dios y Sus leyes. Al invertir el testimonio de los sentidos, se puede determinar el hecho espiritual. Ciencia y Salud explica el procedimiento en estas palabras: “La Ciencia invierte el falso testimonio de los sentidos corporales, y por esta inversión los mortales llegan a conocer los hechos fundamentales del ser”.Ciencia y Salud, pág. 120. Y en otra de sus obras la Sra. Eddy amplía: “Toda creencia material sugiere la existencia de la realidad espiritual; y si se les instruye a los mortales en cosas espirituales, se verá que al invertir la creencia material en todas sus manifestaciones, se hallará el tipo y representante de verdades inestimables, eternas y justo a mano”.Escritos Misceláneos, págs. 60–61.

Una manera de calmar el temor, primer paso necesario en todo tratamiento en la Ciencia Cristiana, es reconocer la totalidad y omnipotencia de Dios, Su eterno amor y cuidado por el hombre. El temor — ya sea duda, timidez o terror — es básicamente desconfianza de la presencia, poder y totalidad de Dios. Es la noción de que existe algo además del bien infinito. Podemos afirmar también el hecho de nuestra intrepidez y dominio como idea de Dios.

“Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré”, Isa. 12:2. declaró el profeta. Para toda ola de temor, hay un océano de fe en Dios, el bien, basada en la comprensión, que está disponible para todos los que deseen reclamarla.

Las Concordancias de la Biblia, de los escritos de la Sra. Eddy y del Himnario de la Ciencia Cristiana, son una ayuda inestimable para encontrar el hecho espiritual relativo a cualquier discordia. Mediante las referencias provistas, uno puede explorar un tema a fondo, y obtener nueva claridad espiritual.

Una practicista de la Ciencia Cristiana se sintió de pronto tan débil que hasta sentarse en la cama le era imposible. En lugar de averiguar sobre la posible causa de la condición o preocuparse por el efecto perturbador que pudiera tener en su ocupado programa, fue directamente al hecho espiritual. Afirmó con convicción que ella era en realidad la idea espiritual de Dios, manifestando infinitamente toda cualidad divina. Y negó la creencia de que la debilidad o el agotamiento pudieran incapacitarla mediante cualquier medico de sugestión, incluyendo la fisiología, los accidentes y los riesgos propios de una ocupación. La fortaleza, no la debilidad, razonó, es la herencia eterna del hombre. Como reflejo del Principio, el hombre incorpora la fuerza, el poder y la potencia de la Verdad. Como idea de la Vida, el hombre expresa la energía, el vigor, la vitalidad y lo infatigable del Espíritu. Como manifestación de la Mente, el hombre incluye la firmeza, la resistencia y la seguridad del Alma. El Amor está constantemente apoyando, renovando y reforzando a su idea amada, y así permanece esta idea por siempre saludable, fuerte y poderosa.

La practicista continuó afirmando estas verdades que le vinieron a la mente mediante un estudio con las Concordancias de la palabra “fortaleza” y sus sinónimos, hasta que obtuvo su liberación completa. Entonces pudo levantarse, vestirse e ir a su oficina todo el día. Esa noche, después de preparar la cena para su familia, de ir a una reunión de negocios en su iglesia y de atender a varios pacientes, se fue a la cama sintiéndose fuerte y renovada.

El hecho espiritual es igualmente aplicable al tratar con los problemas del mundo. La infinita abundancia espiritual es la verdad, no la escasez material; la unidad cósmica, no la división; el amor universal, no la indiferencia y el prejuicio. Uno puede encontrar y afirmar con comprensión los hechos espirituales que niegan todos los males de la humanidad, y de esta manera ayudar a sanar estos males, porque toda verdad espiritual, comprendida, incorpora el poder de la omnipotencia.

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