(Segundo en una serie de dos artículos preparados por la Sección Escuela Dominical de La Iglesia Madre.)
Al final del Sermón del Monte que pronunció Jesús, el evangelista agrega dos breves versículos de gran signifícado: “Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”. Mateo 7:28, 29.
El Cristo, la Verdad, que Jesús practicaba en la curación fue lo que dio a sus palabras su extraordinario impacto espiritual. Podemos sacar una lección del hecho de que inmediatamente antes y después de los capítulos 5, 6 y 7 del Evangelio según San Mateo haya relatos de curaciones.
¿Qué puede significar esto para los miembros de las iglesias que enseñan en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana? Que el vivir diariamente esta Ciencia le da validez a lo que decimos de ella. Nuestras pruebas del poder de Dios para armonizar y sanar, sean grandes o pequeñas, son la fuente de nuestra convicción espiritual. Esta convicción evita la posibilidad de que las discusiones en la clase se vuelvan teóricas o abstractas.
Cuando nuestra manera de vivir está estimulada por el espíritu genuinamente cristiano, determinada por las normas morales de los Diez Mandamientos, y arraigada en la oración, nuestra enseñanza está establecida en una plataforma firme. La preparación específica que hagamos para la clase emanará del corazón de la Ciencia Cristiana: su dependencia regeneradora en el poder de Dios.
Cuando la curación respalda lo que enseñamos, los alumnos descubren las posibilidades ilimitadas de la Ciencia, incluyendo la confianza al vivir de acuerdo con la ley moral y espiritual. El resultado de ello es la curación. Mary Baker Eddy, al referirse a su enseñanza, señaló una norma sencilla e inequívoca para que la siguiéramos: “Simplemente he enseñado según lo aprendido mientras sanaba a los enfermos”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 343.
Para ampliar el tema leer:
Ciencia y Salud 264:26–29
94:19–20
Escritos Misceláneos 98:27–30
Una maestra de la Escuela Dominical escribe:
(Al aceptar cualquier nombramiento para servir en una iglesia filial, el Científico Cristiano confía de manera natural en Dios, la fuente de toda inteligencia, para recibir la guía y la inspiración necesarias para desempeñar la tarea que se tiene por delante. La carta de una maestra de la Escuela Dominical ilustra lo eficaz de esa confianza espiritual.)
“Cuando asistía a un Instituto de Enseñanza Superior y estudiaba para maestra, en mi iglesia filial me designaron para enseñar a los niños más pequeños de nuestra Escuela Dominical.
“Consideré que ésta era una oportunidad magnífica para practicar lo que sabía de la Ciencia Cristiana y lo que estaba aprendiendo en el Instituto. Nunca dudé de mi capacidad para desempeñarme bien en la enseñanza.
“Pero la enseñanza en la Escuela Dominical resultó ser para mí solamente una tarea de policía. En lugar de impartir la Palabra de Dios, todo lo que parecía lograr era que los niños estuvieran quietos.
“Encontré una respuesta en Mateo: ‘Cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos’. Mateo 18:4. Oré y obtuve una clara comprensión de que Dios, por ser Todo-en-todo, está siempre presente. Él era el Maestro; los niños y yo éramos la expresión de la Mente infinita. Mi preparación académica tenía muy poco que ver con esta clase. Dios estaba a cargo de la clase; lo que era preciso expresar dependía de Dios, no de mí.
“La clase de la Escuela Dominical se transformó en una experiencia emocionante: escuchar lo que Dios nos revela a todos nosotros. En ocasiones, los niños hacían una pregunta y yo no tenía idea cómo iba a contestar con las palabras apropiadas. Pero esperaba buenas respuestas y las teníamos. Con frecuencia eran los niños los que expresaban las palabras apropiadas. La decisión de formar un ‘círculo de armonía’ con las sillas dio como resultado que se movieran, se golpearan o se empujaran menos.
“El número de niños aumentó en la clase y los padres agradecieron el progreso de sus hijos. Una madre, que había luchado con la desobediencia de su hija, comunicó complacida que ahora su hija era muy obediente en su casa, y se lo atribuyó a la Escuela Dominical. También otros expresaron gratitud, lo mismo que yo. Después de todo nosotros teníamos el beneficio del mejor Maestro, Dios”.
Escuela Dominical: Establecida por el amor
¿Es la Escuela Dominical optativa? La Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana nació del gran amor que la Sra. Eddy sentía por los niños. Es el regalo que ella continúa haciéndoles. En el Artículo XX, Sección 1, del Manual de La Iglesia Madre ella indica la oportunidad que tiene toda iglesia filial de impartir enseñanza en la Escuela Dominical. Esto es parte de su demostración del Amor divino que guía tiernamente a la humanidad fuera de conceptos materialistas. La iglesia guía espiritualmente. Ésta es para jóvenes y adultos, y la Escuela Dominical es la disposición específica de nuestra Guía para niños y jóvenes hasta la edad de veinte años. Tanto a los niños como a los jóvenes les gusta aprender. Los miembros de la iglesia se enriquecen por el progreso que les aporta enseñar y prepararse para ello. El explicar claramente una idea espiritual nos ayuda a descubrir cuán clara es nuestra comprensión.
Las estrofas del poema de la Sra. Eddy “Cristo, mi refugio”: “Padre, do Tus hijos están quiero vivir” Poems, pág. 13. son una guía afectuosa para pensar en la relación existente entre los miembros de la iglesia y la Escuela Dominical. Estemos o no en el plantel de maestros, todos somos parte de la actividad educativa de la iglesia, despertando para comprender mejor lo que es nuestro ser verdadero como hijos de Dios. Esto no es una mera opción; es una oportunidad que no podemos perder.
El atesorar las cualidades esenciales de la niñez en nuestro ser, no es sólo una tarea para algunos Científicos Cristianos. Nos pertenece a todos en cualquier etapa de nuestra vida. El estar dispuestos a obedecer a Dios, no sólo nos ayuda individualmente sino que mantiene nuestras iglesias en un estado de continua renovación.
Las verdaderas cualidades de la niñez no expresan debilidad. Actúan como una ley poderosa de atracción y desarrollo. La Iglesia, entendida como idea espiritual, siempre incluye a los niños o “hijos” según los define la Sra. Eddy: “Los pensamientos espirituales y representantes de la Vida, la Verdad y el Amor”.Ciencia y Salud, pág. 582. Todos estamos incluidos en esta definición, y a medida que nos identificamos activamente de este modo espiritual, contribuimos a vencer esos aspectos negativos de los niños o hijos que presenta la Sra. Eddy en la última parte de su definición. Es sumamente liberador despojarnos de estos falsos conceptos acerca del hombre como un mortal que va madurando, y de las conjeturas que acompañan estas creencias mortales. Este trabajo de curación es la base de la enseñanza eficaz y ayuda en otros aspectos de la actividad de la iglesia.
Un amor ennoblecedor por los niños es algo que todos podemos dar. Aun cuando jamás nos hubiéramos sentido capaces de enseñar, el deseo de estar: “do Tus hijos están” nos ayuda a prepararnos para enseñar en la Escuela Dominical y a seguir progresando como Científicos Cristianos. Ambas cosas se combinan naturalmente.
El mismo amor que motivó a la Sra. Eddy a hacer de la Escuela Dominical una parte indispensable de su Iglesia también nos prepara para el gozo de enseñar, y para aprender mientras enseñamos. Esta base de amor nos permite realizar una tarea eficaz en la Escuela Dominical.
Más referencias de la Biblia y de la Sra. Eddy sobre el tema:
Salmo 145:3, 4
The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany 230:22–27.
Nuevo “Bible Time-Line” (cronología bíblica publicada solamente en inglés)
La nueva edición del “Bible Time-Line” incluye más información, es fácil de leer y comprender, es atractiva y de tamaño muy cómodo para estudiar así como para enviar por correo. Ayuda a situar los personajes de la Biblia en un marco de tiempo aproximado. Los adultos y niños que leen y estudian la Biblia encontrarán que este “Time-Line” de la Biblia es útil e interesante.
Tanto la información como el trabajo artístico en esta cronología coinciden con la Exposición de la Biblia que se está llevando a cabo en el Centro de la Ciencia Cristiana. El precio del artículo es US$1.00 y se puede conseguir en las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana. También se puede pedir directamente a: The Christian Science Publishing Society, One Norway Street, Boston, MA, E.U.A. 02115.
[Extractos compilados de la sección “The Church in Action” del The Christian Science Journal.]