Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Trabajando para Dios

Del número de junio de 1982 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El verdadero empleador del hombre es Dios.

La percepción de que todas las cosas que hacemos son en realidad hechas para Dios, es decir, para expresar Su bondad infinita, trae como resultado un maravilloso sentimiento de fortaleza y propósito. De hecho, la única actividad genuina es la expresión que Dios hace de Su propia naturaleza. Al orar diariamente para que Dios nos use para Su buen propósito, encontramos el empleo satisfactorio.

En el hogar, en la oficina o fábrica, incluso durante vacaciones, o ya jubilados, nuestro deber es servir a Dios. Este hecho es especialmente importante si estamos buscando empleo. El hombre es necesario para Dios; Dios, el Amor divino, expresa Su naturaleza divina en el hombre. Cuando esta verdad es comprendida, puede demostrarse en la experiencia humana por medio de una actividad útil.

Nuestra tarea es reflejar, en forma individual, el poder creativo del Espíritu divino. La comprensión de esto amplía nuestra utilidad y revela la inagotable disponibilidad de inspiración, fuerza, sabiduría y habilidad.

Dios, la Mente infinita, debe manifestarse en ideas. El hombre es la expresión espiritual de Dios. Nuestro trabajo, entonces, es reflejar integridad, responsabilidad, inteligencia, misericordia, etc. En realidad, el hombre está constituido por estos atributos divinos, y Dios los expresa a través del hombre en una variedad sin fin. En la medida en que aceptemos este hecho importante, podremos sentirnos empleados continuamente como siervos de Dios.

Supongamos que necesitamos trabajo y un ingreso adecuado. ¿Cómo podemos poner en práctica estas verdades espirituales en nuestra vida?

Podemos comenzar por servir a Dios exactamente donde estamos y en cualquier momento. La forma más eficaz para servir al Amor divino es pensar y actuar con amor. Para servir al Principio debemos ser sinceros y acatar la ley. Para servir al Alma debemos reflejar necesariamente la irradiación y la paz del Alma. Nada puede impedir este empleo. El pensar de esta manera nos abre posibilidades para servir a nuestros semejantes.

En un empleo así, uno nunca puede sentirse inútil, ni sin trabajo. Y si bien no es un trabajo que se lleva a cabo para obtener ganancias materiales, este empleo tiene una compensación total y apropiada. Cristo Jesús prometió: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33.

Ciertas condiciones económicas, tales como la recesión y el desempleo, pueden presentar muchos desafíos, pero un enfoque más elevado de lo que es el empleo transforma esas condiciones en oportunidades. A los pocos meses después que un Científico Cristiano había comenzado a trabajar para una firma, se le advirtió que ésta había decidido voluntariamente liquidar la empresa, y que siendo él el empleado más nuevo, sería el primero en quedar cesante. Durante su hora de almuerzo fue a una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana. Mientras estudiaba, percibió que toda actividad correcta es un regalo de Dios, la cual Él diariamente provee y gobierna. El joven se dio cuenta de que podía estar agradecido por el trabajo que tenía en ese momento y con plena confianza dejar el futuro en manos de Dios. Al poco tiempo le ofrecieron un empleo en otro país, y cuando iba a quedar cesante en la empresa mencionada, ya estaba en condiciones de comenzar a trabajar en su nuevo empleo.

Una comprensión más amplia acerca de empleo como una actividad espiritual lo guía a uno a dar los pasos necesarios para encontrar un trabajo satisfactorio. Tenemos la habilidad dada por Dios para seguir el consejo que nos da la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: “Enfrentaos a toda circunstancia adversa como su vencedor”.Ciencia y Salud, pág. 419. Por lo tanto, no es necesario sentirse desalentado, ni sentir que tenemos que hacerlo todo por nuestros propios medios. El plan de Dios para cada uno de nosotros es el bien ilimitado, y para este fin Él trabaja con nosotros y a través de nosotros todos los días.


Y sabemos
que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme
a su propósito son llamados.

Romanos 8:28

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / junio de 1982

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.