Hace algún tiempo, mientras esperaba en un restaurante, me llamó la atención un bello candelabro de cristal que colgaba del medio del techo. Al mirarlo me dí cuenta de que tenía solamente una luz en el centro pero que cada prisma de cristal reflejaba completamente la luz central, sin interferir una con la otra. Esto me hizo recordar las muchas referencias que hay en los escritos de la Sra. Eddy respecto a la identidad del hombre como el reflejo de la única Mente infinita, Dios. Una de estas referencias en Pulpit and Press dice: “Una gota de rocío refleja el sol. Cada uno de los pequeñuelos del Cristo refleja al Uno infinito, haciendo verdadera la declaración del profeta de que ‘uno con Dios es mayoría’ ” (pág. 4).
Este símbolo del candelabro fue una fuente de gran inspiración para mí hace cerca de dos años cuando tenía desesperada necesidad de curación. Anteriormente había sufrido de una dolorosa condición que fue afectando todo el cuerpo gradualmente, y deterioró mi salud hasta el punto en que no podía acostarme, sentarme o caminar sin dolor. De hecho, no podía alzar los brazos, ni siquiera sostener un libro en las manos.
Deseo hacer una pausa aquí para expresar mi gratitud a Dios por los varios practicistas de la Ciencia Cristiana que me ayudaron en diferentes momentos durante este período; especialmente por uno que me ayudó día y noche el año pasado. En mis momentos más angustiosos, mis llamadas siempre recibieron una respuesta animada y una voz de aliento para seguir adelante.
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