El concepto que uno tenga de sí mismo es un factor decisivo para su bienestar. Un sentido genuino de estimación propia no está basado en la psicología. Es más que un mero enfoque positivo de la vida. Se basa en la expresión de la Ciencia de Dios y el hombre. Tiene que ver con los conceptos básicos de identidad, propósito, naturaleza esencial y razón de ser. ¿Cómo podemos reconocer más completamente la naturaleza divina que se expresa en el hombre y ver esto manifestarse como estimación propia? ¿De qué manera nos defiende esta cualidad de las tendencias destructivas de la mente mortal?
La verdadera estimación propia se sustenta en el reconocimiento de que el hombre es el hijo de Dios. Cuando comprendemos que hay una sola Mente, Dios, el bien, y que el hombre, esto es, nuestro ser verdadero, es la imagen y semejanza de Dios, ¿qué podremos pensar de nosotros mismos que no sea semejante a Dios? El hombre, dice la Mary Baker Eddy, es “lo que no tiene ni una sola cualidad que no derive de la Deidad”.Ciencia Salud con Clave de las Escrituras, pág. 475. Obviamente, la idea correcta del hombre y de la mujer exige la estimación propia, y esto es un baluarte en la defensa contra los ardides del diablo.
Por otra parte, sentir lástima de sí mismo es una de las peores formas de mala práctica. La lástima de sí mismo es inherente a la mente mortal. Es un intento del mal por degradar al individuo y llevarlo a la destrucción. Cristo Jesús dijo que esta falsa mente era “homicida desde el principio”. Juan 8:44. Todo lo que nos aliente a tenernos lástima es el diablo en alguno de sus disfraces. Ese estado de pensamiento atrae el error. Abre las puertas a la sugestión falsa, a los abusos, al sufrimiento y a la discordia.
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