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Por qué la Ciencia Cristiana no es un “culto”— 6

Del número de enero de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Nota del Redactor: Desde sus primeros días las enseñanzas de la Ciencia Cristiana han sido objeto de exposiciones erróneas difundidas por sus críticos. En fecha más reciente, estas exposiciones erróneas han ido en crescendo en un extenso esfuerzo por estigmatizar la Ciencia Cristiana tildándola de “culto no cristiano”. Estimamos que esta serie de preguntas y respuestas acerca de aspectos fundamentales, que ha sido preparada por el Comité de Publicación, será de interés para nuestros lectores y demás personas interesadas. Las presentamos con el espíritu que anima estas palabras de la Sra. Eddy: “Una mentira que se ignora no se destruye tan rápidamente como cuando se la desenmascara con la ayuda de la verdad”. The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 130.

Pregunta: Los Científicos Cristianos usan un lenguaje cristiano, pero hay quienes dicen que lo hacen de manera engañosa, a fin de lograr que la gente acepte ideas que realmente no son cristianas en absoluto.

Respuesta: Cualquiera que haya realmente estudiado la Ciencia Cristiana sabe que el modo en que se emplean en ella términos cristianos fundamentales es perfectamente comprensible y familiar. Como se demostró anteriormente en esta serie, por ejemplo, cuando la Sra. Eddy habla de Dios no se está refiriendo a un “principio abstracto” o a “una fuerza impersonal”, como sostienen algunos de sus críticos. Del mismo modo que Tomás de Aquino en el siglo XIII y Jonathan Edwards en el siglo XVIII, la Sra. Eddy utiliza el término “Principio” para denotar a Dios como la fuente de toda ley y orden espirituales, pero Él también ha de conocerse como “Persona infinita”  Ciencia y Salud, pág. 116., a la cual recurrimos como al tierno Pastor y amoroso Redentor de toda persona. Donde sus escritos atribuyen nuevas acepciones a términos que en el curso de los siglos se fueron reduciendo a definiciones doctrinarias de carácter arbitrario, ella tiene cuidado de explicar la diferencia. Respecto de la doctrina de expiación, por ejemplo, la Sra. Eddy dice así: “La verdadera expiación — tan infinitamente más allá del concepto pagano de que Dios requiere sangre humana para propiciar Su justicia y conseguir Su misericordia — necesita ser entendida. La verdadera sangre o Vida del Espíritu aún no ha sido comprendida. El amor lacerado y sangrante que sin embargo asciende al trono de la gloria en pureza y paz por los peldaños de una humanidad mejorada,— he aquí el significado profundo de la sangre de Cristo. Dolor inefable, victorias eternas, ésas son la sangre, las corrientes vitales de la vida de Cristo Jesús, que consiguen la liberación de los mortales del pecado y de la muerte”. No y Sí, pág. 34.

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