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Una nueva dimensión

Del número de enero de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El descubrimiento de la Sra. Eddy del Consolador prometido como Ciencia divina reveló una trascendente nueva dimensión de las enseñanzas de Cristo Jesús. Después de siglos de credo y doctrina, la Sra. Eddy, mediante su obra, ha dado al cristianismo la Ciencia que provee la comprensión y demostración del Cristo. La historia ha mostrado que la doctrina no es suficiente para reconciliar a la humanidad con Dios. Se necesita una comprensión más profunda del Cristo.

Durante muchos siglos las enseñanzas de Cristo Jesús se han venerado, amado, examinado y debatido; pero en el descubrimiento de la Ciencia Cristiana se ha glorificado más ampliamente al Cristo como nuestro Salvador eterno. La profecía se ha cumplido; apareció el Consolador prometido, no como el reaparecimiento de Jesús, sino como una Ciencia que ha de comprenderse y demostrarse.

El problema de tratar de reconciliar el concepto del hombre hecho a imagen de Dios con el enigma del hombre caído fue resuelto por la comprensión de Dios como Espíritu divino, que creó al hombre a Su semejanza, y el descubrimiento de la naturaleza ilusoria e irreal del mal. La alegoría de Adán y Eva en la Biblia fue vista en contraste simbólico con la realidad espiritual, y pudieron comprenderse sus deducciones más profundas.

El papel de Jesús como el Mesías fue el drama culminante en la historia humana, y siglos subsiguientes registran la respuesta asociada a esta revelación de Dios como el único bien infinito y el hombre como Su amado hijo. Desde entonces, la humanidad tiende a personalizar al Cristo mediante la adoración del Jesús humano, y esto con frecuencia ha oscurecido las enseñanzas del Maestro. Pero todo período en la historia cristiana ha hecho su parte en preparar el pensamiento para la venida del Consolador prometido por Jesús. Él dijo: “El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Juan 14:26.

El Consolador está aquí. La dimensión más clara que la Ciencia divina da al cristianismo es precisamente apropiada para este día y hora. La Ciencia apareció en el tiempo designado por Dios de la misma manera en que los Diez Mandamientos, los profetas y el Mesías, aparecieron en la secuencia divina de la revelación que ha hecho Dios de Su naturaleza a la mentalidad de cada período histórico. Esta Ciencia habla eficazmente al mundo de hoy en día.

¿Cuál es el papel que debe cumplir el Consolador en la historia humana? Es el de avanzar a la consciencia humana más allá de la interpretación popular del cristianismo a la comprensión final de que Dios es la única Mente creativa y que el hombre es la idea perfecta y espiritual de Dios. Hablando de lo que es necesario para la humanidad, la Sra. Eddy escribe: “Esto es aquello que es indispensable — la Ciencia divina, por medio de la cual el pensamiento es espiritualizado, extendiéndose hacia afuera y hacia lo alto a la Ciencia en cristianismo, a la Ciencia en medicina, en física y en metafísica”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, págs. 126–127.

La Ciencia de la metafísica es la Ciencia de la curación espiritual. Hablando acerca de que la metafísica es superior a la física, la Sra. Eddy escribe: “Las categorías de la metafísica descansan sobre una sola base, la Mente divina. La metafísica resuelve las cosas en pensamientos y reemplaza los objetos de los sentidos por las ideas del Alma”.Ciencia y Salud, pág. 269. La Ciencia Cristiana invierte el testimonio material y revela la realidad espiritual del ser.

Jesús ilustró repetidas veces la metafísica científica, transformando el testimonio de enfermedad por el de salud, el testimonio de muerte por el de vida. Su método fue la demostración de la Ciencia pura, basado en su comprensión de Dios como Padre, o Principio divino. Lo explicó muy sencillamente: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. Juan 5:17. Las palabras de Jesús señalan hacia la actividad de la Verdad, Dios, que opera en la consciencia humana para disipar los falsos conceptos materiales al revelar las realidades espirituales, reemplazando “los objetos de los sentidos por las ideas del Alma”. Esta clase de curación es descrita con mayor exactitud como revelando, pues trae a luz la naturaleza verdadera del hombre como idea de Dios, reemplazando el punto de vista de los individuos como mortales enfermos o paralíticos con el hecho demostrable de que el hombre — el verdadero ser de todos — siempre ha sido espiritual y perfecto. A medida que comprendamos esto tal vez podamos parafrasear las palabras de Jesús diciendo: “Como la Verdad divina hasta ahora trabaja, yo trabajo”.

El propósito de la obra sanadora de Jesús no fue principalmente para cambiar al enfermo y al paralítico en el fuerte y sano. Fue para ilustrar la ley eterna de Dios de armonía y libertad y así revelar el camino de la salvación total. Él sabía bien que Dios es el único y perfecto creador y que Su creación, al expresarlo a Él, no necesita de reajustes. Si pensamos en la curación solamente en el sentido de mejoramiento físico, nos estamos apartando de la metafísica cristiana para ir a los métodos físicos comunes en los cuales la identidad espiritual del hombre es oscurecida mediante el intento de manipular la materia.

Una condición discordante — ya sea de enfermedad, cesantía o escasez — no es una realidad extrínseca; es un falso concepto en el pensamiento. Mediante el Cristo podemos descubrir su naturaleza errónea y reemplazar la apariencia falsa con el hecho espiritual. La metafísica científica saca a luz la perfección eterna de Dios, y del hombre como Su idea espiritual.

Por otra parte, los sistemas semimetafísicos intentan hoy en día combinar la religión con la filosofía, la Mente con la medicina. Bajo el título marginal: “Confusión confundida” está la declaración de la Sra. Eddy acerca del combate final entre el Espíritu y la materia: “En esa lucha decisiva por la supremacía, los sistemas semimetafísicos no proporcionan ayuda sustancial a la metafísica científica, pues sus argumentos están basados tanto en los falsos testimonios de los sentidos materiales como en las realidades de la Mente. Todos y cada uno de estos sistemas semimetafísicos son panteístas, y huelen a pandemonio, una casa dividida contra sí misma”.Ciencia y Salud, págs. 268–269. Hoy en día, a pesar del creciente reconocimiento de la humanidad de los aspectos mentales de las cosas y la influencia del pensamiento sobre la experiencia humana, predomina la creencia de que el hombre está subordinado a la materia, y poco se comprende que el Espíritu es la única Vida divina. El conflicto cesará cuando el Consolador, la Ciencia del Cristo, extinga finalmente toda creencia en el mal, o en un poder aparte de Dios.

La Ciencia Cristiana no es meramente un sistema mental; es metafísica. Está por encima de la física, por encima de los sistemas humanos, por encima de la personalidad y la mentalidad mortal. Se basa categóricamente sobre el hecho espiritual de que Dios es la única Mente infinita que creó al hombre a Su semejanza, que el hombre es la idea individual de la Vida y el Amor divinos, independiente de la materia.

Jesús fue el metafísico por excelencia. Basó todas sus conclusiones sobre la omnipotencia y omnipresencia de Dios, el bien, y mantuvo esta posición mediante la comprensión en la cual moraba firmemente. Fue una convicción tan profunda que estaba en paz consigo mismo. Podía encarar toda situación con firmeza, contemplando la realidad espiritual en el punto mismo en el que el error afirmaba estar. Andaba entre las multitudes, con frecuencia en un ambiente mental de desprecio, pecado y odio, y respondía con compasión y curación. Esta confianza en su unidad con Dios, el Amor divino, lo dotaba de dulzura y poder.

La base de la curación espiritual no es una fría filosofía o estudio académico. Es el fervor y la sabiduría del amor en acción. El contacto de Jesús con quienes lo rodeaban estaba caracterizado por profunda percepción y ternura. Aun cuando era sumamente enfático y directo, su propósito era siempre el de curar. Se presentaba ante la humanidad con estas palabras: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Mateo 11:28, 29.

El descubrimiento de la Sra. Eddy de la Ciencia de las enseñanzas del Maestro es la nueva dimensión del cristianismo. Conduce más allá de los conceptos populares de la creencia cristiana y revela un sistema metafísico que cura por medio de la espiritualización y regeneración de la consciencia. Éste es el papel del Consolador que Jesús predijo que guiaría a la humanidad a toda la verdad.

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