Desde que conocí la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), me di cuenta de que ésta es una enseñanza muy práctica, ya que por medio de mi estudio de la Ciencia, he aprendido a pensar y actuar inteligentemente ante las más difíciles situaciones que he enfrentado, y especialmente en aquellos casos relacionados con hechos delictivos.
Un día, al entrar en mi casa, vi que todas las gavetas en cada habitación estaban abiertas, y que habían sacado ropa y papeles y estaban tirados por el suelo, además, habían desaparecido muchas cosas. Mientras iba por la casa inspeccionando, pensaba que el crimen, el desorden y la injusticia no son la verdad del hombre de Dios, o del hombre, quien es Su semejanza. Sentí gran calma y dominio, y ni un solo momento sentí ira o ansiedad.
Aquella tarde fui a trabajar y, al regresar a casa, llamé por teléfono a un practicista de la Ciencia Cristiana. El me explicó que, puesto que el Amor divino está siempre presente y es todo acción, el error o mal no tiene poder, ni tampoco es una persona. Me dijo que una vez descubierto y visto por lo que es — una ilusión — el error se destruye a sí mismo.
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