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El vecindario pertenece a Dios

Del número de octubre de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


El policía que llamó a la puerta nos dijo que la casa de mi vecino había sido saqueada, y preguntó si habíamos visto a alguien o algo.

Me quedé helada. Nuestro vecino me había pedido que vigilara su casa mientras él estaba afuera. Yo pensé que él quería que recogiera su correspondencia y le regara sus plantas. Pero no, él quería que yo “mantuviera los malos espíritus afuera”. Bueno, él estaba bromeando por la manera en que lo dijo. Pero, entendí que él quería que yo vigilara su casa mediante la oración. El es un ministro, y ambos pensamos que la oración tiene un efecto importante en nuestra vida.

Como cristianos, los dos estudiamos la Biblia. Yo soy Científica Cristiana, y eso significa que también estudio Ciencia y Salud, por la Sra. Eddy. Ciencia y Salud se estudia conjuntamente con la Biblia. La primera línea del libro dice: “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”.Ciencia y Salud, pág. vii.

Mas lo que acababa de ocurrir de ninguna manera parecía una bendición.

Dos pensamientos me enfrentaron. “Le fallaste a tu vecino”, y “¿Cuál será la próxima casa?” (Había habido varios robos en el vecindario recientemente.)

Cuando el policía se fue, tomé mi Biblia. Necesitaba saber lo que Dios me estaba diciendo. Quería cambiar el desaliento por la inspiración sanadora.

Muchas personas saben que las Escrituras informan y rescatan si escuchamos con sinceridad y somos receptivos a la dirección de Dios. La Biblia nos trae un mensaje de luz espiritual — de la verdad práctica — que ha iluminado el pensamiento de la humanidad por miles de años. El invitar a Dios a que nos hable a través de la Biblia es entrar en esa iluminada historia del Cristo, el mensaje divino y sanador que bendice a la humanidad. Es estar en compañía de Abraham, Jacob, Moisés, los profetas y los apóstoles.

Jesús recurría frecuentemente a las Escrituras en su misión de enseñanza y curación. La Sra. Eddy buscó y encontró la Ciencia de las enseñanzas de Jesús — la Ciencia Cristiana — en la Biblia. Ella aprendió desde niña que la inspiración que viene a través de la Biblia, sana. Ella nunca abandonó esa premisa durante su larga e interesante vida. Escribió lo siguiente como el primer artículo de fe de la Ciencia Cristiana: “Como adherentes de la Verdad, aceptamos la Palabra inspirada de la Biblia como nuestra guía suficiente hacia la vida eterna”.Ibid., pág. 497.

¿Qué me diría la Biblia sobre esta circunstancia inesperada de forzar y saquear una casa? ¿Cómo me guiaría? Abrí el libro y hallé esta cita: “Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños, cuya boca habla vanidad, y cuya diestra es diestra de mentira.. . No tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas.. . Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová”. Salmo 144:11, 14, 15.

Pensé en las palabras hombres extraños. Afirmé en oración que solamente los hijos de Dios habitan el universo de Dios, y ellos no son extraños. Son conocidos por Dios y expresan Su naturaleza. Son su amado linaje, impulsados por la inteligencia bondadosa y autorizados solamente por el bien. Deshacerse de los hombres extraños, pensé, es deshacerse de la creencia de que nuestra identidad, real y semejante a Dios, es profana o malsana. Esta verdad del hombre quizás no parezca un hecho en la vida diaria, pero el reconocimiento de que es un hecho, trae bendiciones a la humanidad.

Me di cuenta de que el identificar a la creación de Dios como totalmente buena es “apoyarse en el infinito sostenedor”. También vi que, en el sentido más profundo, la protección de nuestras calles es la responsabilidad de Dios. “Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”. Salmo 127:1.

¿Sería ya muy tarde para que yo vigilara? ¡No! Percibí que tenía que vigilar con más cuidado que nunca. Pero la clase de vigilancia que tenía que realizar era la de vigilar mis pensamientos. El continuar pensando que no había cumplido con mi vecino me impedía encontrar la bendición en todo esto. Y temer por nuestro vecindario no era confiar en Dios.

El resultado fue que no hubo daño, y solo una pequeña cantidad de dinero había sido robada. Aparentemente, un amigo había llegado para mirar la casa en el mismo momento en que el intruso estaba adentro. El intruso se había ido rápidamente por la puerta del frente mientras el amigo del ministro entraba por la puerta de atrás. El intruso dejó huellas digitales, fue hallado y arrestado.

El vecindario entero agradecido con el resultado. Mi “gran bendición” fue el ver más claramente que el vecindario pertenece a Dios.

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