¿Cuánto debo amar?
¿Lo suficiente para calmar
un capricho pasajero?
¿O adoptar una postura
de benefactor,
sostenida por el orgullo?
¡Lo suficiente como para entender
que Dios es Amor
y vive hoy,
imparcial, ilimitado,
para alumbrar mi senda!
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