¿Cuánto debo amar?
¿Lo suficiente para calmar
un capricho pasajero?
¿O adoptar una postura
de benefactor,
sostenida por el orgullo?
¡Lo suficiente como para entender
que Dios es Amor
y vive hoy,
imparcial, ilimitado,
para alumbrar mi senda!
Del número de octubre de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana
¿Cuánto debo amar?
¿Lo suficiente para calmar
un capricho pasajero?
¿O adoptar una postura
de benefactor,
sostenida por el orgullo?
¡Lo suficiente como para entender
que Dios es Amor
y vive hoy,
imparcial, ilimitado,
para alumbrar mi senda!