¡Cuánto necesita el mundo la oración! El mundo con sus complejidades y frustraciones clama por el fuerte brazo de la oración. Se piensa en la oración de varias y diferentes maneras. Para algunos, quizás sea un poco más que un suceso ocasional cuando se le hace una petición a un Dios lejano que está allá arriba en los cielos. Dios allá arriba y la humanidad aquí abajo tratando de captar Su atención, tal concepto sugiere una separación entre Dios y el hombre. Sin embargo, Cristo Jesús demostró claramente la unidad del hombre con Dios, la Mente divina. El vivió esta unidad espiritual con Dios, y sanaba por medio de ella. Siguiéndolo y aprendiendo a comulgar fielmente con Dios en nuestro diario caminar, comenzamos a encontrar que, ciertamente, esta unidad es tan nuestra hoy, como lo fue de él.
¡Qué registros nos ha dejado la Biblia de la maravillosa e inquebrantable unidad de Cristo Jesús con su Padre! El Maestro dijo: “El que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Juan 8:29.
Y hoy, la Ciencia de Cristo que Jesús vivió y practicó en las colinas de Galilea está a disposición de todos mediante las enseñanzas de la Ciencia Cristiana. Este cristianismo práctico, sanador, está tan vivo y es tan vital ahora como lo fue hace dos mil años.
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