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De los Directores

Extraordinarias oportunidades, grandes desafíos: una declaración de La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana

Del número de octubre de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Muchos Científicos Cristianos estarán de acuerdo con que éstos son tiempos de oportunidades extraordinarias. El leudamiento de la consciencia humana, a la cual se refirió nuestra Guía, Mary Baker Eddy, ha estado, en efecto, operando con gran rapidez en este siglo. Muchos cambios importantes han ocurrido en el campo de la ciencia, la teología y la medicina. Y el creciente anhelo de la humanidad por algo aparte del materialismo tradicional es muy evidente.

¿Estamos igualmente preparados para considerar que éstos son tiempos de grandes desafíos? En su capítulo, “El Apocalipsis”, en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, la Sra. Eddy explica ambos aspectos de la situación humana. Dice: “Hasta que la majestad de la Verdad se demostrara en la Ciencia divina, la idea espiritual fue acusada ante el tribunal de la llamada mente mortal, que fue desatada para que la falsa pretensión de que hay mente en la materia pudiera delatar su propio crimen, el de desafiar a la Mente inmortal”.Ciencia y Salud, pág. 564.

El materialismo, fuertemente presionado por la era espiritual que avanza, se esfuerza por extinguir a la idea espiritual, no sólo mediante el escepticismo mental generalizado y la incredulidad, sino también, mediante la resistencia específica a la curación cristiana. Por ejemplo, en los últimos años, este materialismo se ha manifestado en algunos estados de los Estados Unidos mediante juicios entablados contra padres Científicos Cristianos, y, en algunos casos, se ha considerado incluir a practicistas, enfermeros y a la Iglesia misma. Instigadas e impulsadas por ciertos elementos del pensamiento, las entidades gubernamentales o agrupaciones médicas y legales pueden ser engañadas — como lo fueron en el pasado — a iniciar nuevas campañas.

Por lo tanto, es hora que los Científicos Cristianos fortalezcan los lazos de su confraternidad y unidad con la Iglesia, y que se mantengan especialmente despiertos y vigilantes. El cumplimiento de la profecía no se manifiesta mediante formas abstractas, sino mediante el trabajo sanador y la oración de cada uno de los miembros de esta Iglesia. Por lo tanto, pedimos a todos los miembros de la Iglesia su participación y apoyo metafísicos.

En épocas de grandes desafíos y oportunidades, a veces el pensamiento fluctúa entre opiniones extremas sobre qué curso debe seguirse, cuál puede ser el más eficaz, el más apropiado, el más útil. Generalmente, la fuerza que impulsa tal acción es un sincero interés por nuestro movimiento, en vez de la desobediencia o la disidencia. Sin embargo, este impulso no siempre se halla bajo la disciplina del Manual de La Iglesia Madre o en la afectuosa confraternidad cristiana.

Por lo tanto, todos tenemos que poner especial atención en amarnos unos a otros. Tenemos que expresar este amor de una manera concreta, por medio de la tolerancia y el afecto; tenemos que orar devotamente para comprender diferentes puntos de vista, informarnos sobre los hechos tanto como sea posible, y escuchar y responder a lo que preocupa a otros en esta época. La intransigencia o las opiniones airadas y altivas jamás benefician. Tales puntos de vista, aunque fueran “correctos” y prevalecieran, no podrían ser puestos en práctica eficazmente sin pasar por el proceso espiritual depurador por el que tiene que pasar toda intención humana antes que pueda lograr cambios verdaderamente provechosos. Pedimos urgentemente a cada miembro de la Iglesia que someta sus puntos de vista a la oración en silencio y a la disciplina de nuestro Manual de la Iglesia con su norma de genuino amor desinteresado, que es lo normal en un Científico Cristiano. La Junta está comprometida a cumplir con estas normas, y si en cualquier momento fuere necesario efectuar correcciones en el curso de acción que toma nuestra Iglesia, éstas serán evidentes y se pondrán en práctica.

No hay duda de que ésta es una oportunidad para efectuar el trabajo metafísico que es el único modo de dirigir, espiritualizar, fortalecer, unificar, y de esta manera cumplir la profecía. La Sra. Eddy escribe: “Cada paso de progreso es un paso más espiritual”.La idea que los hombres tienen acerca de Dios, pág. 1. Nos gozamos, como ustedes, en la brillante promesa que tenemos por delante y en las tempranas señales del inmenso bien que aguarda a toda la humanidad en esta época. No obstante, sabemos que ustedes también estarán de acuerdo con lo que nuestra Guía declara, que este cumplimiento exige de cada Científico Cristiano una gran sabiduría, trabajo y oración.

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