Antes de conocer la Ciencia Cristiana, tomaba seis pastillas al día porque tenía alta presión sanguínea. De noche, cuando no podía dormir, tomaba alguna bebida alcohólica, y si eso no resultaba, bebía un jarabe para la tos que prometía una buena noche de sueño. Estaba atrapado en la creencia de que para cada abominación humana había un remedio material.
Desde que conocí la Ciencia Cristiana y acepté sus verdades, no he tenido necesidad de ninguna clase de medicamentos, ni he deseado tomar alcohol. La oración y el estudio de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, además de la ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana mediante la oración, me han sanado de la alta presión sanguínea y del insomnio.
Estas curaciones se efectuaron al comprender que Dios, el Espíritu, es la Vida del hombre. Este pasaje de Ciencia y Salud fue de especial ayuda para mí (págs. 373–374): "Cuando la sangre se precipita violentamente por las venas o se arrastra lánguidamente por sus helados conductos, llamamos a esos estados enfermedad. Eso es un concepto equivocado. La mente mortal está produciendo la propulsión o la languidez, y se prueba que eso es así cuando por recursos mentales se cambia la circulación y ésta vuelve a la norma que la mente mortal ha establecido que es esencial para la salud". La curación de alta presión sanguínea fue verificada por un examen médico requerido por un cambio en una póliza de seguros.
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