Es una gran bendición que Mary Baker Eddy, al fundar la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), haya provisto para nuestro estudio diario de la Biblia junto con su libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Para mí el estudio de la Lección Bíblica simboliza el maná que en tiempos antiguos nutrió, refrescó y dio fortaleza a los hijos de Israel en el desierto. A veces, una verdad espiritual determinada ejerce una fuerte atracción; permanece en mi pensamiento durante días y adquiere mayor significación al meditarla.
Esto me sucedió durante una semana en que el tema de la Lección Bíblica, en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, era “Vida”, e incluía estas palabras de Cristo Jesús (Juan 8:12): “El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. La luz de la vida, ¡qué promesa maravillosa! Es aplicable a todos aquellos cuyo sincero deseo es seguir los preceptos de Jesús de palabra y de hecho. Poco después, esta gloriosa comprensión vino con toda energía en mi ayuda.
Un domingo por la tarde, mi nieta había venido a pasar la noche conmigo. Ella siempre disfrutada muchísimo cuando antes de dormir y ya acostadas — nuestras camas estaban una al lado de la otra — charlábamos hasta que se nos cerraban los ojos. Esta vez no pasó mucho tiempo. Pronto me quedé profundamente dormida, pero, de pronto, me despertó un dolor agudo en todo el cuerpo. Tenía inflamado el ojo izquierdo y también debajo de la clavícula izquierda. Tampoco podía mover el brazo izquierdo.
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