Imaginemos por un momento que estamos en el Edificio Original de La Iglesia Madre en el culto del domingo del 26 de mayo de 1895. A la mitad del culto, Mary Baker Eddy entra inesperadamente por la entrada posterior del auditorio. Camina hacia la plataforma. Como un biógrafo dice al relatar el incidente, el solista da a la congregación “el tiempo necesario para serenarse nuevamente”. Ver Robert Peel, Mary Baker Eddy: The Years of Authority (New York: Holt, Rinehart and Winston, 1977), pág. 77. Acto seguido, la Sra. Eddy se pone de pie y habla a la congregación durante unos veinte minutos — con sencillez, sinceridad y de manera inolvidable — sobre la necesidad de arrepentirse y vencer el pecado.
Las reminiscencias de quienes estaban presentes muestran la profunda impresión que causó su presencia en la congregación. Un sociólogo podría decir que éste fue un ejemplo típico del efecto que una guía “carismática” produjo en sus impresionables seguidores. Mas para los Científicos Cristianos activos que allí estaban, como para quienes puedan leer los relatos del incidente, algo más profundo se estaba operando.
¿Qué fue? ¿Qué dio a la Sra. Eddy tal autoridad? ¿Qué continúa dándole esa autoridad ante los ojos de los Científicos Cristianos hoy en día?
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