En mis primeros días de Escuela Dominical,
Extendía mis ansiosos brazos y exclamaba:
"¡Así de grande!"
El maestro, sonriente, explicaba: "El llena todo el espacio".
Y yo, maravillada, miraba en derredor.
Luego, "todo el espacio" significó el aire entre los objetos
aquí, en la tierra.
Al ir creciendo, percibí un amor más grande, un Dios
constantemente más grande.
Con cada curación, me daba cuenta
De que la Mente me impulsaba a expandir mi fe.
Ahora, amado Dios, oro para que mi percepción aumente
Hasta ver que Tú eres infinito, un vasto bien que todo lo abarca,
No sólo llenando el espacio, sino reemplazando la trampa mortal
del temor, de tiempo, espacio y moléculas de materia soñadora
Con Tu poder, Tu amor y Tu verdad omnipresentes.
¿Cómo es de grande tu Dios, mi Dios?
Tan grande, que para hallarlo nos extendemos,
eternamente.
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