Computadoras, lanzaderas espaciales y reactores nucleares son los símbolos más populares de nuestra era tecnológica. A veces en el lenguaje militar se los menciona como “maquinaria”, término que capta el cálculo agudo y frío que, a menudo, se asocia con la tecnología. Puede parecer que tales inventos proceden más de la cabeza que del corazón. Entonces, a medida que la sociedad enfrenta los desafíos que surgen de los desarrollos tecnológicos, nos sentimos tentados a pensar que las cosas del corazón y del Espíritu — el amor, la oración, la intuición espiritual — son irrelevantes. La siguiente entrevista con el
ingeniero nuclear, aporta una perspectiva distinta sobre la importancia de la comprensión y oración espirituales en medio del reino de la tecnología.El doctor Golden, un Científico Cristiano, participó en la operación de un singular reactor experimental autogenerador que fue puesto bajo rigurosas pruebas de seguridad en la primavera de 1986. El doctor Golden ha trabajado en ingeniería nuclear durante casi treinta años, mayormente en el área que concierne a la seguridad de los reactores. En esta Reseña, él habla sobre algunas de las lecciones que aprendió. La
una Científica Cristiana, quien ha escrito artículos y es crítica literaria en temas tales como energía nuclear, entrevistó al doctor Golden.Doctor Golden, ¿qué enfoque dio usted a las pruebas de 1986?
Desde un punto de vista humano el trabajo que tuvimos con anterioridad a las pruebas, y durante las mismas, fue agobiante. Las cosas tenían que moverse muy rápido. Estaba a cargo del aspecto logístico, y la tarea era tan enorme que tuve que comprender que, como nuestro Maestro, Cristo Jesús, dice: “No puedo yo hacer nada por mí mismo” Juan 5:30. y “el Padre que mora en mí, él hace las obras”. Juan 14:10. Oré, y pedí a un practicista experimentado de la Ciencia Cristiana que también orara por mí. Le diré que los resultados me convencieron de que la oración es eficaz. La manera en que progresaron las cosas, y no las pruebas en sí, casi parecía el punto culminante.
¿Nos puede dar un par de ejemplos?
Por supuesto. Teníamos que hacer dos pruebas seguidas, una por la mañana y otra por la tarde, y debíamos hacerlas en cierto día. Esto era porque esperábamos una visita de más de cincuenta personas, de las cuales trece eran de otros países, y las reservaciones de avión y de hotel ya estaban hechas para ese día.
Más de cien personas participamos en la preparación de las pruebas de planta. Las pruebas eran de una técnica sumamente complicada, especialmente la que hicimos por la mañana. Para efectuarla, fue necesario realizar una gran cantidad de preparaciones en la planta. Durante las tres semanas y media de preparaciones ni una sola persona se enfermó. Todos estaban presentes, deseosos de realizar su tarea, y las cosas se desarrollaron muy bien, dentro de lo posible, considerando que algunas personas trabajaron día noche con gran dedicación y desinterés. Las pruebas se realizaron sin contratiempos.
Nos preocupaba que el día que hiciéramos las pruebas ocurriera una interrupción en el “poder” de la electricidad. (Nos hubiera llevado cerca de ocho horas hacer funcionar nuevamente el reactor.) Si eso hubiera ocurrido durante el día, se hubiera echado a perder todo el trabajo. De modo que oré para comprender dónde realmente residía el verdadero poder. No ocurrió ninguna interrupción en el “poder” de la electricidad durante el día de las pruebas, aunque sí ocurrieron dos al día siguiente.
Pero, para mí, el punto culminante de esta experiencia fue el comentario que hizo uno de mis colaboradores. Cuando terminamos con las pruebas, uno de los directores asociados me dijo: “Fue casi providencial la manera en que se desarrollaron las cosas”. El sabía que soy Científico Cristiano, y mis colegas también lo sabían. Cuando me fui, al terminarse las pruebas en la tarde, oré y di gracias.
Al hablar sobre cómo oró, usted mencionó un poder. Tal vez quisiera ampliar lo que dijo, especialmente cuando consideramos que usted trabaja con energía nuclear.
Por supuesto, trabajo con energía nuclear, pero también trabajo con computadoras, y no las como Mente divina, como Dios. Trabajo con muchas otras herramientas físicas y para mí, son, en cierto modo, simbólicas; no son la realidad máxima. La realidad es lo que aprendo y se me ha enseñado en la Ciencia Cristiana: que el poder real es Dios, el Amor.
Y, poco a poco, estoy aprendiendo lo que es el Amor. Tal vez, debido a que tengo estudios académicos y práctica en ingeniería, comprendí muy pronto la lógica de la Ciencia Cristiana, pero el amor, el corazón, vino después.
Usted dice que el Amor es el único poder. ¿Qué nos dice sobre el temor que siente la gente acerca de los accidentes relacionados con los reactores nucleares, tales como en Chernobyl? ¿Cómo puede ayudarnos una comprensión del Amor?
Esta es una pregunta más difícil de responder. Quizás podría razonar en voz alta sobre lo que creo que ocurrió en Chernobyl. Debo decir primero, que no creo que los soviéticos son malos y nosotros buenos, esto incluye a la gente que trabajaba en la planta y a los que vivían cerca de la planta.
En los laboratorios de reactores de los Estados Unidos, realizamos pruebas examinándolo todo muy cuidadosamente, luego más pruebas, pruebas preliminares y pruebas antes de las preliminares, además de repetidos análisis. De acuerdo con los informes sobre el reactor ruso, el personal puso fuera de uso el sistema de protección de planta cuando trató de cerrar el reactor. Aun cuando las condiciones del reactor se estaban agravando, siguieron adelante con su experimento. Cuando pienso en el incidente, creo que lo que tenemos que vigilar es la voluntad ciega. La Sra. Eddy se refiere varias veces a la voluntad humana y a los peligros de confiar en ella, ya que, realmente, no tiene poder. Lo que nos trae problemas es un sentido de voluntad humana, que nos dice: “Lo haré, pase lo que pase”.
La obstinación no está limitada a ningún grupo en particular. En dondequiera que se presente se la debe tratar por medio de la oración, ¿no es así?
Así es.
Parece haber gran temor asociado con la energía nuclear en general. Quizás podríamos hablar sobre la manera en que la gente podría orar acerca de esto.
Desde mi punto de vista académico y técnico, creo que las plantas nucleares pueden ser diseñadas para que sean seguras. Pero no estoy aquí para dar publicidad a las glorias de la energía nuclear. Para mí, lo que experimenté en el transcurso de nuestras pruebas es un testimonio de la Ciencia Cristiana. Los desafíos que enfrenté podrían presentarse en cualquier otra prueba compleja. Podrían ser parte del lanzamiento de una lanzadera espacial o algo por el estilo.
Usted dice que no quiere dar la impresión de que está haciendo promoción a favor de la energía nuclear. ¿Es debido a que hay gente que se opone en gran medida a ella?
Lentamente estoy comprendiendo que la gente no es irracional acerca de la energía nuclear; simplemente tienen temor. He llegado a comprender un poco más al respecto. Esto es la benignidad del Amor en nuestra vida. Creo que ahora el objetivo primordial en mi vida es ser un mejor Científico Cristiano, comprender el poder del Amor.
Usted quiere decir que si nos esforzáramos por amar, nuestras oraciones y acciones tendrían un alcance general. Estaríamos tratando a la gente con amor, y el amor estaría guiando a aquellos que están desarrollando nuevas tecnologías. Eso comenzaría a guiarnos para ver la forma en que los adelantos tecnológicos de la época se adaptan a las circunstancias actuales sin los peligros que, a menudo, parecen estar tan presentes. El poder del Amor también es una protección contra el temor. ¿Cómo puede orar la gente acerca de esto?
Creo que lo mejor que puedo decir es que sigamos la declaración de Pablo: “Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento”. 1 Cor. 14:15. Debemos ver este problema desde un punto de vista espiritual, sabiendo que el tal llamado poder material no tiene poder despótico sobre nuestra naturaleza espiritual. Poseemos el poder espiritual para anularlo. Se podría comenzar por comprender que Dios es Mente, que el Amor, Dios, es el único poder real. Como se nos enseña en la Ciencia Cristiana, nuestra oración diaria por el mundo no es penetrar en los pensamientos de los demás, sino aclarar nuestros propios pensamientos de lo que es falso para tener la certeza de que nos estamos afirmando individualmente en la verdad y viendo al mundo desde esa base.
Me parece que, a medida que demostremos más esa espiritualidad, todo lo que se refiere al poder empezará a tomar su lugar.
Sí, porque no habrá tanta ocasión para que se lo utilice mal o equivocadamente. Se reconocerá una sola fuente real de poder.
¿Hay otros puntos acerca de su experiencia durante las pruebas que usted piense que ayudarán a otros a superar semejantes desafíos?
Sí. Era esencial que desde el comienzo se dejara de lado todo egoísmo. De otro modo, el trabajo muy pronto se vuelve pesado e incontrolable. De manera que comencé a orar de inmediato. El practicista me dio una cita de Pablo que dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filip. 4:13. Ese pensamiento me mantuvo durante esta experiencia.
Lo que me dio fuerzas fue el Cristo en mi consciencia, el concepto que proviene del Cristo acerca de mi prójimo y del trabajo. Probablemente, fue un gran período de actividad más concentrada — tanto metafísica como física — de mi vida, y progresé mucho. El mensaje para todo aquel que está muy ocupado es: Obtenemos éxito en la medida en que dejamos de lado el sentido personal y permitimos que el Cristo nos dirija.
Como lo mencioné antes, la lección básica que aprendí por medio de esta experiencia fue que debía amar más. Si somos motivados por el amor, no será la ganancia nuestro principal incentivo. No estaremos dispuestos a arriesgar la seguridad para hacer algo más barato.
Antes de terminar, hay una pregunta que no me hizo, y que quisiera responder: ¿por qué quise hacer esta entrevista? Bueno, es una expresión de gratitud por lo que fue una emocionante demostración del poder de Dios. He sido muy bendecido mediante los testimonios en iglesia, en el Christian Science Sentinel y en The Christian Science Journal. Este es otro de los aspectos del Amor; requiere compartir, ¿no es así?
Así es, y ese compartir sirve para derribar barreras.
Con toda seguridad.
Los que confían en Jehová
son como el monte de Sion,
que no se mueve,
sino que permanece para siempre.
Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella,
así Jehová está alrededor de su pueblo
desde ahora y para siempre.
Salmo 125:1, 2