Hay una bella canción titulada Candle on the Water (Una vela sobre el agua). Para mí esas palabras sugieren la suave luz de una vela justo delante de mí cuando surco el agua en una noche oscura y nublada. Siempre que pienso en esa imagen, siento la provisión y el amor eternos de Dios. La vela me recuerda a la Biblia, guiándonos al hogar e iluminando la penumbra a lo largo del camino. Si nos aferramos a la verdad espiritual que hallamos allí, triunfaremos. Finalmente llegaremos a un puerto seguro.
Quien haya estado en el mar, en un lago o en un río en una noche nublada sabe lo oscuro que puede ser. El agua refleja la negrura de la noche, de tal manera que la oscuridad parece total, está arriba, al lado y abajo de nosotros. Lo más importante en ese momento es tener un sentido de dirección, una guía: una luz que nos muestre el camino. Para mí, las noches nubladas en el agua simbolizan los momentos en que nos sentimos totalmente perdidos, rodeados por la oscuridad y el temor.
Todos hemos estado en nuestras propias aguas oscuras. Y con humildad, a veces con desesperación, hemos anhelado algo que nos iluminara el camino y nos dijera a dónde ir para llegar a un refugio tranquilo. La Biblia hace precisamente eso. La persistencia y promesa del amor de Dios son los temas perdurables de la Biblia. La Palabra de Dios nos llega por medio de las páginas de la Biblia, a través del tiempo y en las voces de mucha gente, penetrando las tinieblas en las que tal vez nos encontremos en el curso de nuestra vida. La inspiración de la Biblia ha brillado durante siglos, y brillará por todos los siglos venideros. Su luz jamás se debilita; su curso jamás cambia. Apacigua las agitadas olas, endereza nuestro torcido sendero e ilumina la noche. Nos dirige hacia la única fuente de toda luz verdadera: Dios, el Espíritu infinito.
La Sra. Eddy escribió acerca del descubrimiento y fundación de la Ciencia Cristiana: “La Biblia ha sido mi única autoridad”.Ciencia y Salud, pág. 126. De hecho, la Biblia es inseparable de la Ciencia Cristiana. Y el título de su libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras señala su propósito de revelar el sentido espiritual de la Biblia. Ese sentido espiritual tiene que obtenerse si nuestro estudio de la Biblia ha de producir los frutos más grandes de la curación cristiana y una paz permanente.
En cierta ocasión, Cristo Jesús amonestó a una delegación de saduceos, diciéndoles: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios”. Mateo 22:29. Y, por cierto, dentro de los textos sagrados se encuentra el conocimiento de Dios y del hombre que corregirá nuestras equivocaciones y nuestros tropiezos en la oscuridad. Pero la sola lectura no es suficiente. El Evangelio según San Lucas describe la instrucción de Jesús que, después de la resurrección, dio a dos de sus discípulos: “Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras”. Lucas 24:45. El sentido espiritual tiene que acompañar la lectura de las Escrituras para revelar su poder sanador. La gran necesidad de la humanidad es obtener el significado espiritual de la Biblia. Por ello, Ciencia y Salud es un medio esencial en nuestra búsqueda de la Verdad y la salvación.
La Biblia no se limita simplemente a resolver las dificultades humanas y hacer más agradable la vida. Eleva el pensamiento hacia la identidad espiritual del hombre y la vida espiritual, mostrando que en este reconocimiento del linaje espiritual se halla la respuesta a todas las necesidades humanas.
Un día, a mi hija menor le salió un sarpullido que empezó a extenderse en grado alarmante. Había estado jugando afuera entre la maleza, y me sentía abrumada pensando qué sería lo que habría tocado. En medio del temor que se apoderó de mí, vinieron a mi pensamiento estas palabras: “¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?” Jer. 23:24. Reconocí esta frase de la Biblia y rápidamente la encontré en Jeremías. Dejé que las palabras sosegadamente me recordaran que la creación de Dios es espiritual y perfecta. Comprendí que nada sino el amor de Dios podía realmente tocar a mi hija, pues toda identidad es, en verdad, espiritual y benigna. Nada podía existir en la creación de Dios que la dañara. Varias horas después, casi al anochecer, el sarpullido había desaparecido. Una vez más, la Biblia y la Ciencia Cristiana me rescataron.
La sabiduría y comprensión espirituales siempre nos llevan directamente hacia Dios. Es por eso que el Amor divino ha penetrado la noche con los testimonios bíblicos de personas de ánimo espiritual, dando a la humanidad un registro permanente de esos testimonios. La Biblia está aquí porque la humanidad la necesita. Es la llama luminosa que brilla en el mar de la oscuridad humana, iluminando el camino hacia la comprensión espiritual de Dios. Y a medida que nos acercamos a esa llama, sentimos la ternura del amor de Dios. Ese amor nos toca. Sólo eso puede ser suficiente.