Sobrio, siempre vigilante,
Protegiendo lo que expreso mejor,
Estoy de vigía a las puertas
De la consciencia sagrada.
Rechazando cada pensamiento
Que alega exceso o carencia,
Permanezco contento, a salvo, dentro
De mi sagrada consciencia.
Natural de este lugar secreto y divino,
No puedo poseer otro hogar.
Los sueños del Edén no tienen la felicidad
Que da la consciencia sagrada.
Pero si aparento fallar
Y a la ilusión ceder,
La oración y el ayuno me hacen retornar
A la consciencia sagrada.
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