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Los cultos en la Iglesia ilustran la palabra y las obras

Del número de junio de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Si un visitante a un servicio religioso de los domingos en una Iglesia de Cristo, Científico, o una persona nueva en la Ciencia Cristiana, se siente inclinado a considerar con escepticismo la mención que se hace de curaciones en la Lección-Sermón, En el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. sus dudas encontrarán respuesta, tres días después, en la reunión vespertina de testimonios de los miércoles, que ofrece una importante confirmación de la palabra de la Lección-Sermón al dar testimonio de obras recientes, relatos de curaciones por la Ciencia Cristiana basados en las enseñanzas y el ejemplo de Cristo Jesús.

Aun los Científicos Cristianos consagrados a menudo necesitan alcanzar un mayor aprecio de la importancia de la reunión vespertina de los miércoles. Cuando me estaba iniciando en mis actividades comerciales, no asistía con regularidad a esta reunión de mitad de semana, aunque tenía el buen ejemplo de mi esposa que siempre concurría. Más adelante pude ir con más frecuencia, pero lo tomaba más bien como un deber establecido en los estatutos de nuestra iglesia filial que como un acto inspirado por el amor. No obstante, algunos años después, nuestra iglesia celebró una reunión de inspiración que me hizo comprender más claramente cómo los testimonios de los miércoles evidencian la compleción de la Iglesia de Cristo, Científico, sacando a luz todos los domingos la palabra de la Lección-Sermón con su efecto sanador, y los miércoles, el testimonio de obras reales y demostraciones. A partir de ese momento quise formar parte de esa compleción, y me resultó natural asistir.

Por supuesto, puede haber oportunidades en que no sea posible concurrir los domingos o los miércoles. Y si esto llegara a suceder, no debemos sentir que carecemos de amor por Dios o por la curación en la Ciencia Cristiana. El que no concurramos no nos expone a ningún castigo, y el hecho de concurrir no nos confiere automáticamente ningún beneficio. Sin embargo, el asistir con regularidad es una buena disciplina espiritual. Nos fortalece a nosotros y a nuestras iglesias.

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