Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¡“No temas”!

Del número de agosto de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mucha gente hoy en día está buscando los medios para combatir sus temores. Tal vez el temor tome diferentes formas: preocupación por nuestra salud, por nuestra familia o amigos, o pérdida de confianza en nuestra capacidad para hacer frente a las exigencias del diario vivir. También podemos sentir angustia por el bienestar de los niños en el mundo, por las injusticias que se cometen contra grupos minoritarios o por una posible aniquilación nuclear. Pocas son las personas que podrían decir, si se les preguntara, que se sienten completamente libres de temor.

Algunas personas tratan de ignorar sus temores, otras recurren al licor o a las drogas para tranquilizarse o para sentir alivio pasajero. Pero los paliativos materiales generalmente producen un efecto adormecedor en la mente y el cuerpo, y no ofrecen ningún alivio permanente.

¿Dónde encontramos, entonces, la confianza y seguridad que nos ayudarán a vencer nuestros temores? La vida de Cristo Jesús ofrece un buen ejemplo para comenzar a investigar. En cierta ocasión, cuando el principal de la sinagoga lo llamó urgentemente para que sanara a su hija que se estaba muriendo, Jesús le dijo: "No temas, cree solamente". Marcos 5:36. Y resucitó a la niña.

Es cierto que para vencer el temor tenemos que creer, que conocer en mayor medida el poder y la presencia de Dios que están con nosotros allí mismo donde estamos. Comenzamos a sentir la presencia de Dios cuando oramos, aunque sea de una manera simple, y hacemos que nuestro corazón sea receptivo a Dios. El admitir el poder y la presencia de Dios en nuestra vida nos da una mayor confianza en el bien, aparta el pensamiento de nuestros problemas y temores y lo lleva a aceptar Su amor. A medida que amamos más a Dios, y nos ocupamos menos de nosotros mismos, adquirimos una mayor comprensión del amor que El tiene por nosotros. Dios es Amor; y el amor que El tiene por todos Sus hijos permanece constante.

En esos momentos en que el temor invade el pensamiento quizás sintamos que hemos perdido de vista a Dios, pero nuestro remedio está a la mano. Podemos saber, como Pablo lo supo, que nada nos puede separar de Dios. Pablo tuvo muchas oportunidades para demostrar que el amor de Dios estaba con él. El apóstol escribió en su epístola a los cristianos en Roma: "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro". Rom. 8:38, 39. Esta lista de Pablo abarca casi toda circunstancia que podría presentarse en nuestra experiencia humana.

A veces, las dificultades de la gente emanan de una falta de confianza en sí mismos. Están llenas de temores acerca de su capacidad para enfrentar la vida. Si estos temores llaman a la puerta de nuestro pensamiento, haremos bien en considerar la admonición que se halla en la Epístola a los Hebreos: "No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón". Hebr. 10:35. Este versículo significa, para mí, que la confianza es una capacidad innata en cada uno de nosotros, al igual que lo son la esperanza y la fidelidad. Tenemos que poner nuestra confianza en Dios, no en nosotros mismos.

A medida que nuestra confianza en Dios se hace más evidente en nuestra experiencia, descubrimos que no es una fe ciega lo que nos hace confiar en El, sino una comprensión creciente de nuestra naturaleza espiritual a la semejanza de Dios. La Ciencia Cristiana enseña que el hombre no es una entidad física vulnerable a las enfermedades y angustias de la carne; el hombre es una idea espiritual creada a la imagen de Dios. La Sra. Eddy explica: "El hombre es idea, la imagen, del Amor; no es físico".Ciencia y Salud, pág. 475. A medida que aprendemos a aceptar este concepto espiritual acerca de nosotros mismos, comenzamos a ver que, como idea de Dios, como Su imagen, vivimos, sabemos y actuamos en la órbita de la Mente única e infinita, Dios.

Un niño pequeño nunca aprenderá a flotar si mantiene el dedito gordo del pie en el fondo de la piscina. A medida que se deja llenar naturalmente por el agua, y confía en esa fuerza sustentadora, disfruta de ello sin hacer esfuerzo alguno. Asimismo, podemos ser como los niños, desprendernos de un sentido falso de confianza propia, y experimentar la alegría y libertad de vivir en unidad con Dios y en la infinitud de Su amor. Nuestras oraciones para expresar humildad, gracia y amor desinteresado nos ayudarán a hacerlo.

El mundo necesita de personas que estén venciendo sus propios temores y pueden traer consuelo y curación a otros. La Sra. Eddy siguió el ejemplo de Jesús en su método sanador. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras escribe: "La práctica científica y cristiana comienza con la nota tónica de armonía de Cristo: '¡No temáis!' " Ibid., págs. 410–411. Y luego continúa diciendo: "Comenzad siempre vuestro tratamiento apaciguando el temor de los pacientes. En silencio aseguradles de su inmunidad de enfermedad y peligro. Observad el resultado de esa regla sencilla de la Ciencia Cristiana, y encontraréis que alivia los síntomas de toda enfermedad. Si lográis eliminar el temor por completo, vuestro paciente queda sano".Ibid., págs. 411–412.

Podemos usar esta "regla sencilla" para vencer nuestros propios temores y así comenzar a armarnos para llegar, mediante una compasión a la manera del Cristo, a los que tienen necesidad de consuelo y curación.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / agosto de 1989

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.