Lady Victoria Murray, hija del Conde y la Condesa de Dunmore, nació en el mundo de la nobleza británica. Pero la vida de esta ahijada de la Reina Victoria tomó un nuevo curso cuando, junto con otros miembros de su familia, comenzó a estudiar la Ciencia Cristiana en 1894.
Aunque en esa época Lady Victoria sólo tenía diecisiete años, rápidamente aplicó las verdades sanadoras que estaba aprendiendo. Como un escritor dijo acerca de ella: " ... no pasó mucho tiempo para que sintiera que la Ciencia Cristiana era lo único por lo que valía la pena vivir". B. Tatham Woodhead, An Historical Sketch (Manchester, 1934), pág. 8. Cuatro años más tarde, Lady Victoria se retiró de la sociedad y dedicó su vida a promover la Causa de la Ciencia Cristiana en Inglaterra.
Su decisión fue motivada en gran parte por la primera visita que, junto con sus padres y hermana, hizo a la Sra. Eddy en 1898. Lady Victoria tomó muy en serio la recomendación de la Sra. Eddy de que la familia apoyara la Causa y trabajara públicamente por ella. Pronto Lady Victoria empezó a responder a llamados de todas partes del país para que diera tratamientos mediante la Ciencia Cristiana. Al mismo tiempo, se hizo amiga de la Srta. Florence Coutts-Fowlie, quien llegó a ser su compañera de trabajo durante toda su vida.
Un momento memorable en su labor ocurrió en octubre de 1900, cuando Lady Victoria respondió al desesperado empeño de un médico, el doctor Walter F. W. Wilding, por encontrar a un Científico Cristiano que salvara la vida de su hija de ocho años. Ver ibid., págs. 21–23. Ver también Journal, Tomo 21, Noviembre de 1903, págs. 507–509; Christian Science Sentinel, Tomo 8, 4 de noviembre de 1905, pág. 150. Aceptando visitar a la pequeña niña que se estaba muriendo de tuberculosis en los pulmones y en la articulación de las caderas, Lady Victoria se dirigió en tren al condado de Lancaster.
El doctor Wilding acordó encontrarla en la estación de ferrocarril. Se dirigió a varias damas de edad a medida que se bajaban del tren, pensando que alguna de ellas sería la Científica Cristiana que esperaba. Cuando, finalmente, él y una linda joven quedaron solos en el andén, descubrió con asombro que esta joven de unos veintitrés años y de delicada apariencia era la Científica Cristiana que había venido a sanar a su hija.
La niña empezó a mejorar inmediatamente, y en menos de seis meses estaba completamente bien. Pronto, la necesidad que había en esa zona de tratamientos mediante la Ciencia Cristiana fue tan grande que Lady Victoria, junto con la Srta. Coutts-Fowlie, se radicó permanentemente en la ciudad industrial de Manchester, Lancashire.
Muchos de los pacientes que llegaron por primera vez, algunos de los cuales eran considerados incurables, fueron enviados por el Dr. Wilding. Pronto, él mismo dejó su profesión de médico, y más tarde llegó a ser practicista de la Ciencia Cristiana, y ayudó a establecer la Causa en esa región.
Pero el progreso no vino sin oposición. Al referirse al edificio de Primera Iglesia de Cristo, Científico, Manchester, Lady Victoria escribió a la Sra. Eddy en 1904: "Fueron dos años de un fracaso tras otro, que finalmente fueron coronados con el éxito obtenido después de noches y días de oración para que el Amor reinara en lugar de la malicia ... Ni en auditorios ni en salas se nos permitía celebrar cultos religiosos; en todas partes nos rechazaban; de modo que la única alternativa que nos quedó fue la de edificar". Carta de Murray a la Sra. Eddy, 1.º de marzo de 1904, Archivos y Biblioteca de La Iglesia Madre.
A pesar de los desafíos, el progreso de la Ciencia Cristiana fue extraordinario. "Durante los últimos cinco años", dice Lady Victoria en 1905, "se han organizado quince iglesias y sociedades en los pueblos más grandes del norte de Inglaterra, y en cada caso el trabajo comenzó con la curación". Citado en el Sentinel, Tomo 8, 6 de enero de 1906, pág. 293.
En 1901, la Sra. Eddy había invitado al matrimonio Dunmore y a sus dos hijas a tomar instrucción en la clase Normal. Después, los cuatro recibieron certificados para enseñar Ciencia Cristiana, y Lady Victoria continuó siendo maestra de Ciencia Cristiana durante veinticinco años.
Rara vez puede la vida de un pionero realizar tanto bien sin que se le presenten al mismo tiempo algunos desafíos y críticas. No obstante, al enfrentarse a la adversidad, Lady Victoria no se acobardó. Mantuvo hasta el final lo que había sido una vida de dedicación: sanando pacientes, enseñando a sus alumnos, atendiendo los negocios de la iglesia, contestando correspondencia sobre la Ciencia Cristiana, todo esto para servir a Dios. Poco después de su fallecimiento, la correspondencia que se recibió en respuesta a sus últimas cartas hacían mención de curaciones. Memorias de Blanche Norma Rundle, Archivos.
En 1905, la Sra. Eddy había escrito al matrimonio Dunmore acerca de su hija, refiriéndose a ella como vuestra "querida hija Victoria" quien "hacía mucho por la humanidad".Sentinel, Tomo 8, 30 de diciembre de 1905, pág. 280. Tal es el legado permanente de una vida dedicada al servicio cristiano.
