Una amiga me hizo algunas preguntas sobre Ciencia Cristiana. Así que le presté el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por la Sra. Eddy. Cuando me lo devolvió me dijo: “Estoy segura de que es bueno para ti y para tus amigos de la iglesia que lo comprenden; pero para mí es demasiado complicado. Si tengo un dolor de cabeza es mucho más fácil tomar una aspirina”.
Esta experiencia me hizo pensar más profundamente sobre el propósito de la Ciencia Cristiana y lo que impulsa a una persona a continuar con el estudio de Ciencia Cristiana, aun cuando parezca que los remedios materiales puedan ser más fáciles.
Yo conocí la Ciencia por mis padres que se interesaron en ella por medio de un socio. Mi padre sufría del estómago desde hacía mucho tiempo, había probado muchos medicamentos pero sin ningún resultado. Entonces empezó a estudiar Ciencia Cristiana y sanó por completo por medio de la oración. Después de esto empecé a concurrir a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico; al principio ocasionalmente, pero continuaba recurriendo a las píldoras y medicamentos para aliviar malestares pasajeros. Al mismo tiempo, era tímida y temerosa de muchas cosas. Pero puedo recordar con claridad que había llegado a un punto en que sentí la imperiosa necesidad de algo más.
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