Sirviendo como ujier
Abrí la puerta de la iglesia ... y también mi corazón.
Allí estaba Tu amor, bondad, ¡divina totalidad!
Dios, Tú puedes guiar aquí a los afligidos,
a los sedientos que vagan allá afuera
buscando la verdad, y
traer a los que viven para servirla.
Verdad, abraza los pensamientos de los que entran,
y lo mismo los de la humanidad.
Amor, tan infinito ... ¡oh Dios! Gracias ...
siento que nadie está excluido
del inmenso abrazo de la Iglesia Universal.
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