Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

He comprobado que cuando confío en Dios y aplico las enseñanzas...

Del número de agosto de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


He comprobado que cuando confío en Dios y aplico las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, mi vida cambia por completo. Cuando entré en la universidad empecé a aumentar de peso. Seguí aumentando poco a poco hasta que llegó un momento en que me sentí incómoda y desdichada con mi apariencia. Continué así durante muchos años, a pesar de que intenté resolver el problema siguiendo diferentes dietas y haciendo diferentes clases de ejercicios, al mismo tiempo que estudiaba la Ciencia Cristiana.

Un día, al analizar mi situación, se me ocurrió que como solamente la Ciencia Cristiana puede sanar la enfermedad, indudablemente también podía sanarme del exceso de peso. Me decidí a aplicar consecuente y firmemente las verdades espirituales que Cristo Jesús demostró y que se encuentran en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Comencé a orar de todo corazón sobre este problema, y también empecé a leer Ciencia y Salud del principio al fin. Sabía que mucha gente se había sanado leyendo el libro.

Durante este período de estudio y oración me resolví a confiar sólo en Dios para sanarme. Para probar mi total confianza en Dios, y para estar segura de que no lo hacía a medias, dejé de practicar aerobismo y de tomar bebidas dietéticas. Empecé a comer normalmente, sabiendo que mis verdaderos deseos estaban regulados por Dios. Dejé de pesarme y de buscar belleza en el cuerpo. Razoné que la comida no tenía poder para esclavizarme, porque Dios gobierna al hombre; tampoco el ejercicio podía determinar mi forma, porque la forma y la belleza provienen del Alma.

Al poco tiempo de haber comenzado a encarar la situación en esa forma sistemática, la ropa empezó a quedarme grande. La curación se realizó a lo largo de varios meses; fueron numerosas las ideas de la Biblia y Ciencia y Salud que me inspiraron. Hasta anoté en una libreta las citas que más me ayudaron. Mi cita preferida, "Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él" (Salmo 34:8), me dio la sólida convicción de que no tenía que dejar de lado nada bueno para poder expresar belleza, equilibrio y vitalidad. ¡Qué alegría sentía cuando tenía que comprar ropa varios talles más pequeños de los que había comprado en la ocasión anterior! Esta curación ocurrió hace más de cinco años y ha sido permanente.

Recientemente, tuve una nueva prueba de la bondad de Dios; después de un embarazo muy feliz, mi hijo nació en casa durante un parto muy armonioso. Durante el embarazo volví a leer Ciencia y Salud, y estudié varios conceptos relacionados con nacimiento, desarrollo, niños, etc. Me sentí profundamente agradecida por haber estado completamente libre de temor durante el embarazo y el nacimiento. Mi esposo, mi madre y una practicista de la Ciencia Cristiana me ayudaron mucho durante todo esta experiencia.

En un momento determinado, la partera que me atendía temió que hubiera necesidad de una episiotomía porque los latidos del bebé eran irregulares y parecían disminuir; pero las persistentes oraciones de quienes me estaban apoyando fueron eficaces; y mi varoncito de cuatro kilos y medio nació sano y fuerte. No tengo palabras para agradecer a la Ciencia Cristiana porque es un sistema seguro y eficaz para cuidar a los niños.

Mi vida ha mejorado gracias a la Ciencia Cristiana. Mi ferviente esperanza es que por medio de estas experiencias y las de los demás, el bien continúe irradiando hacia el mundo, trayendo curación y paz.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / agosto de 1989

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.