La Biblia nos hable de que “nacerá el Sol de justicia” y “en sus alas traerá salvación”. Cuando sanamos de alguna enfermedad mediante la oración, a veces sentimos que fue algo parecido a la luz del amanecer que final e ineludiblemente está allí. Tanto la curación como el sentido de la bondad divina que la produjo nos parecieron naturales, no algo “demasiado bueno para ser verdad”, sino algo evidente de por sí.
Cuando Cristo Jesús mostró a sus discípulos la naturaleza de la curación, y les enseñó y dio el ejemplo de su propia vida, los discípulos también sintieron que la curación era algo natural. Los discípulos continuaron en el ministerio de la curación, como muchos otros lo hicieron en los comienzos de la Iglesia cristiana.
En los siglos siguientes, si bien la curación cristiana se perdió en gran medida, nunca desapareció totalmente. La gente siempre relacionaba su concepto de Dios con un mejoramiento en sus vidas. Es indudable que tuvieron pruebas de que sus vidas eran guiadas y sanadas.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!