Cuando Mary Baker Eddy era pequeña, vivía en una granja en el campo con su mamá y su papá, su abuela, sus dos hermanas y tres hermanos mayores. Su casa estaba en una colina desde la que se podía ver una carretera y un poco más lejos un río.
A veces, Mary volvía de la escuela a su casa caminando por la carretera, pero también le gustaba tomar por un caminito que atravesaba el bosque de uno de sus vecinos. Un día, ella vio una bolita de pino en el suelo cerca del caminito.
Ella sabía que las bolitas de pino hacían una hermosa llamarada en el fuego de la chimenea de su casa. De modo que la recogió y se la llevó a su mamá. Pero su mamá no se mostró nada contenta y le preguntó dónde la había encontrado. — En el bosque del Sr. Gault, — le respondió Mary. —¿Se la pediste a él?— Cuando Mary dijo “No”, su mamá le dijo que debía devolver la bolita de inmediato. — Eso que hiciste es robar, y Dios te prohibe robar.
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