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Este es el primero de una serie de mensajes de La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana sobre el Manual de la Iglesia. Un artículo editorial sobre el tema aparece en la página 35.

Mensaje de la Junta Directiva

“Una Regla para móviles y actos”

Del número de enero de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El deseo de mejorar la práctica de la Ciencia Cristiana, para vencer las pretensiones de la enfermedad y del pecado por medio de la Ciencia del Cristo, es lo más valioso en la vida de todo Científico Cristiano. Por lo tanto, es importante estar alerta a todo lo que pretenda retardar nuestro progreso en esa dirección. El camino de salvación de Cristo Jesús se ha hecho evidente en esta época a través del descubrimiento de la Ciencia Cristiana por nuestra Guía, Mary Baker Eddy. Por medio de la fidelidad a las enseñanzas del Cristo, la Verdad, la humanidad tiene la oportunidad de encontrar el camino de salvación.

El Científico Cristiano prudente jamás subestima el poder sanador que llega a una vida que acepta la disciplina del Manual de La Iglesia Madre por nuestra Guía. La disciplina espiritual es ese proceso de capacitación que instruye, corrige, amolda y perfecciona todo pensamiento y acción, que trae “todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. 2 Cor. 10:5. Es por medio de nuestra vida que ejemplificamos el Sermón del Monte de Cristo Jesús.

Al escribir sobre el vigorizante poder espiritual del Manual de la Iglesia, la Sra. Eddy explica: “De esto estoy segura, que cada Regla y Estatuto de este Manual aumentará la espiritualidad de aquel que lo obedece, y fortificará su capacidad para sanar al enfermo, consolar a los que lloran, y despertar al pecador”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 230: “Of this I am sure, that each Rule and By-law in this Manual will increase the spirituality of him who obeys it, invigorate his capacity to heal the sick, to comfort such as mourn, and to awaken the sinner.” Esos logros son la meta de todo Científico Cristiano activo, y la Sra. Eddy nos asegura que el deseo de llevar a cabo la labor de Dios es oración, una oración que es contestada.

La Sra. Eddy consideraba que hay una cláusula en el Manual tan importante para la prosperidad de nuestra Causa y para el éxito de todo estudiante, que estipula que se lea el primer domingo de cada mes en toda iglesia de la Ciencia Cristiana. Era obvio que pensaba que el estudiante de Ciencia Cristiana debe aceptar lo que ordena "Una Regla para móviles y actos", Ver Man., Art. VIII, Sec. 1. debe reconocer la verdad que allí se afirma y debe tratar activamente de demostrar la norma allí establecida. Si bien la norma tal vez parezca humanamente difícil de alcanzar, un compromiso para cumplir esta regla revela rápidamente que la Mente, Dios, obra con nosotros, nos da la victoria sobre el mal en la medida en que demostramos el Amor divino.

Cuando desatendemos o dejamos de obedecer ese precepto, y comenzamos a sentir los trastornos y sufrimiento mental que inevitablemente trae tal desobediencia, somos forzados a buscar alivio a través del Cristo, la Verdad. “Entonces”, dice la Sra. Eddy en Ciencia y Salud, “empezamos a conocer la Vida en la Ciencia divina”.Science and Health (Ciencia y Salud), pág. 322: “Then, we begin to learn Life in divine Science.” “Una Regla para móviles y actos” trae a nuestra vida diaria el designio del Amor divino. Pone fin al conflicto y a la discordia. Nos trae el gran legado de paz del Cristo.

El siguiente texto bíblico permanece para siempre: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.. . Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. 1 Juan 4:10, 11, 16.

En el Padre Nuestro, Cristo Jesús nos dice que oremos: “Líbranos del mal”. Mateo 6:13. Esa oración para liberarnos de influencias e intenciones malas es muy necesaria. Establece nuestra unidad con Dios, incluso Su Cristo. Así sentimos y experimentamos el gobierno del Amor divino. Sana al enfermo y reforma al pecador. Da un impulso enorme a la práctica de la Ciencia Cristiana.

La Junta Directiva De La Ciencia Cristiana

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