El deseo de mejorar la práctica de la Ciencia Cristiana, para vencer las pretensiones de la enfermedad y del pecado por medio de la Ciencia del Cristo, es lo más valioso en la vida de todo Científico Cristiano. Por lo tanto, es importante estar alerta a todo lo que pretenda retardar nuestro progreso en esa dirección. El camino de salvación de Cristo Jesús se ha hecho evidente en esta época a través del descubrimiento de la Ciencia Cristiana por nuestra Guía, Mary Baker Eddy. Por medio de la fidelidad a las enseñanzas del Cristo, la Verdad, la humanidad tiene la oportunidad de encontrar el camino de salvación.
El Científico Cristiano prudente jamás subestima el poder sanador que llega a una vida que acepta la disciplina del Manual de La Iglesia Madre por nuestra Guía. La disciplina espiritual es ese proceso de capacitación que instruye, corrige, amolda y perfecciona todo pensamiento y acción, que trae “todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. 2 Cor. 10:5. Es por medio de nuestra vida que ejemplificamos el Sermón del Monte de Cristo Jesús.
Al escribir sobre el vigorizante poder espiritual del Manual de la Iglesia, la Sra. Eddy explica: “De esto estoy segura, que cada Regla y Estatuto de este Manual aumentará la espiritualidad de aquel que lo obedece, y fortificará su capacidad para sanar al enfermo, consolar a los que lloran, y despertar al pecador”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 230: “Of this I am sure, that each Rule and By-law in this Manual will increase the spirituality of him who obeys it, invigorate his capacity to heal the sick, to comfort such as mourn, and to awaken the sinner.” Esos logros son la meta de todo Científico Cristiano activo, y la Sra. Eddy nos asegura que el deseo de llevar a cabo la labor de Dios es oración, una oración que es contestada.
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