“Si bien la actual crisis mundial se describe a menudo en términos económicos, financieros y políticos, rara vez se la considera como el resultado de un problema crítico de mayor trascendencia e importancia para la existencia humana: la depreciación de los valores espirituales en los debates actuales.
“Aunque la depresión, el fracaso, la pobreza, el sufrimiento, la lucha de clases sociales y otros términos que desmoralizan en el léxico del temor y la adversidad son utilizados para describir la crisis actual, poco se dice sobre la seria crisis de valores humanos alrededor de los cuales gira la estructura social, económica y política de las sociedades en general.
“La filosofía, la poesía, el arte y la religión, pilares que sostienen, interpretan y dan significado a la existencia humana, encuentran difícil en esta época, cada vez más materialista y tecnológica, interpretar las experiencias, relaciones y preocupaciones humanas, y parecen incapaces de atribuir un valor creíble a la existencia humana...
“La religión, sirviendo de base para promover la virtud del principio de vivir y dejar vivir, puede ayudar a que una nación prospere, haciendo hincapié, hoy más que nunca, en que la moralidad es el fundamento indispensable de la prosperidad social, política y económica. La humanidad sólo necesita recordar que, como dijo una vez George Bernard Shaw: 'Sólo hay una religión, aunque de ella hay cientos de versiones'.
“La fe en las posibilidades que ofrece el crecimiento humano basado en la experiencia, la coexistencia pacífica y los valores espirituales, puede llegar a crear un sentido vital de solidaridad entre los intereses humanos, e inspirar una acción que ayude a la humanidad a adaptarse al ritmo frenético de la ciencia y la tecnología modernas durante el desarrollo de las economías nacionales y en la búsqueda de la paz mundial".
Reimpreso con permiso del The Mexico City News,
Balderas 87, Mexico, D.F. 06040.
